Semana de la Energía en el CAI

Esta semana elegimos al Ingeniero Juan Carlos Blanco para realizarle un reportaje. Blanco es Presidente de los Directorios de las principales empresas del Grupo Enel Argentina, miembro de los directorios de las empresas del grupo y Director de Regulación y Relaciones Institucionales del Grupo ENEL en Argentina. En 2020, había protagonizado las #CharlasCAI “Mirando hacia adelante: soluciones eléctricas para una salida integral post Covid- 19”.  

Respecto a la generación, producción y transporte de energía, ¿en qué situación quedó la Argentina, producto de la pandemia producida por el Covid 19? ¿Cuál es su visión de lo que nos dejó el año 2020? ¿Dónde o en que acción se debería poner el foco, de cara al futuro?

En toda la cadena de energía eléctrica- esto es generación, transporte y distribución- todas las empresas elaboraron rigurosos protocolos, los cuales se implementaron inmediatamente luego de decretado el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio en marzo de 2020. Esto permitió garantizar la disponibilidad de uno de los servicios públicos esenciales para que la sociedad y que el país siga funcionando. También, en un esfuerzo muy grande, se pudo pasar, en un plazo muy breve, a atender comercialmente a casi todos los usuarios en forma digital.

La pandemia ha demostrado la enorme importancia de la energía eléctrica en la vida actual. Por ejemplo, en los hospitales la electricidad permite el funcionamiento de los respiradores y equipamiento necesario para tratar a los enfermos. En la sociedad en general, la energía eléctrica facilita la comunicación y la continuidad del sistema productivo y de servicios, dado que ha permitido adoptar nuevas medidas en cuanto a esquemas de teletrabajo, educación a distancia, gestión de servicios a distancia y entretenimiento a través de plataformas virtuales.

Por otro lado, la pandemia ha causado una gran repercusión en la economía del país enfrentando al mercado laboral con su peor crisis desde el 2002. Tanto usuarios como empresas del sector se vieron afectadas y obligadas a tomar medidas de ayudas para poder seguir avanzando, llegándose a un punto de inflexión en el cual es necesario pensar el futuro corrigiendo el pasado.

Es por esto que el Gobierno debe adoptar medidas para lograr una salida integral post COVID-19 que impulsen la economía a través de la generación de empleo de forma sostenible, en especial para los que más necesitan.

Proponemos la realización de obras basadas en infraestructura eléctrica, innovación tecnológica y eficiencia energética que permiten una salida integral logrando combatir y reducir la pobreza estructural, generar empleo y mejorar la competitividad y eficiencia.

¿Cómo quedó posicionada la Argentina respecto a otros países de la región, y del mundo, en materia de infraestructura eléctrica pensando en las energías renovables? ¿Podría citar algunos ejemplos comparativos?

La Argentina tiene recursos naturales que permiten desarrollar un parque de generación eléctrica libre de emisiones y alcanzar los ambiciosos objetivos establecidos en la Ley de fomento de energías renovables y sus normas reglamentarias, como así también contribuir al cumplimiento con los compromisos internacionales asumidos por el país en esta materia, pero también enfrenta una crisis económica que limitas sus decisiones.

La Ley estableció objetivos de cobertura del consumo total de energía eléctrica en forma ascendente hasta llegar al 20% al 31 de diciembre de 2025. En este sentido, se ha avanzado mucho, aunque la disminución de las inversiones en los últimos meses está ralentizando este proceso, por ello se debe analizar muy cuidadosamente y desde una visión macro cómo se debe continuar.

Chile, Brasil y Argentina lideran la región según la última publicación de noviembre 2020 del RECAI (Renewable Energy Country Attractiveness Index) que elabora Ernst & Young, el cual clasifica a los 40 principales países del mundo en función del atractivo de sus oportunidades de inversión y despliegue en materia de energía renovable. Aunque nuestro país descendió un puesto a nivel global, quedando en la posición 19 actualmente en el mencionado índice. Desde 2003, el RECAI bianual ha clasificado a los 40 principales países en función de la inversión en energía renovable, una parte fundamental de la transición energética.

La mayor penetración de energía renovable intermitente requiere administrar la gestión de los picos de demanda, a través de la gestión activa de la demanda, utilizando como respaldo la flexibilidad del gas y aumentando la participación de tecnologías de almacenamiento. En particular las baterías y generación hidroeléctrica.

La red de transmisión de Argentina está más desarrollada en algunas zonas como ser el Gran Buenos Aires y el Litoral, mientras que otras regiones menos pobladas o bien no están interconectadas o conectadas solo en forma radial al sistema; esto genera una limitante al aprovechamiento de muchos recursos renovables disponibles en el territorio.

La red de distribución es operada por una combinación de compañías privadas, estatales y cooperativas. Son 23 empresas distribuidoras y más de 400 cooperativas locales en pleno crecimiento; recuperando incremento de demanda de años que -por las tarifas congeladas- escasearon las inversiones o bien para llevar la calidad a estándares más acordes al país.

El despliegue de medidores inteligentes se encuentra en sus pasos iniciales, está poco extendido y carece de una normativa que potencie y guíe su difusión. Igualmente, algunas empresas han comenzado a instalarlos en sus clientes. Las compañías locales de distribución ya cuentan con varias referencias que implementan medidores inteligentes en ciudades, sin ningún marco específico.

Las nuevas infraestructuras de red en transporte y distribución son claves para impulsar el crecimiento de las energías renovables. En el horizonte 2030, se requerirán nuevas inversiones en las redes eléctricas tanto para permitir el acceso a sitios de alto potencial renovable (tales como los extensos recursos eólicos de la Patagonia y las regiones del noroeste con un alto potencial solar), como para perseguir una red más interconectada que permita aumentar la confiabilidad del sistema. También en este sentido las interconexiones internacionales pueden traer significativos beneficios a los sistemas ya sea por reducción de costos de producción, mejoras en la confiabilidad como de reserva ante contingencias.

 La Argentina, ¿qué acción urgente debería realizar para evitar quedarse relegada de la gran transformación energética que viven otros países? 

El camino a recorrer en la transición energética deberá contar con una cuidada planificación que garantice el logro de objetivos ambientales desafiantes, de modo que el esfuerzo conjunto que haga toda la sociedad, así como el importante volumen de inversiones, se plasmen de forma eficiente. En este sentido, el diseño y momento de las transformaciones deberán realizarse sin poner en riesgo la actividad económica ni la seguridad del suministro energético y al mismo tiempo optimizar los costos e inversiones aprovechando las experiencias de otras partes del mundo.

Esta transición deberá avanzar sobre cuatro grandes pilares

 

1)       Cambiar a fuentes primarias de energía libres de emisiones, apuntando a una matriz eléctrica verde: Para que la sustitución de fuentes primarias tenga un efecto duradero, es necesario que la electricidad se produzca a través de fuentes renovables basada en costos eficientes y competitivos frente a toda otra alternativa.

2)       Fomentar la eficiencia energética y electrificación de los usos finales: Existe un gran potencial de reducir emisiones desacoplando el crecimiento económico del consumo de energía. Las oportunidades para reducir la intensidad energética en la producción de bienes, el potencial de ahorro de energía en el consumo residencial y sector servicios, así como la eficientización de procesos de transformación que incrementen la energía utilizada y minimicen los desperdicios. A su vez, en la industria y actividad en general se espera un cambio a fuentes primarias de energía con menores emisiones a través del reemplazo del carbón y del petróleo con altos niveles de emisión por combustibles bajos en emisión, como la electricidad generada con fuentes renovables, los biocombustibles, y en menor medida el gas natural.

3)       Desarrollo de infraestructura y digitalización: La actualización de la infraestructura y la digitalización son la piedra angular para sostener la transición hacia un modelo de energía sostenible con bajas emisiones de carbono. El incremento de la demanda de electricidad debería llevar a un cambio de paradigma que permita pasar de un sistema tradicional a un sistema completamente flexible que se adapte al aumento de las energías renovables y la generación descentralizada.

4)       Incentivar modos de producción sustentable: En la industria y los servicios se requiere adoptar modos de producción sustentables, que permitan reducir el nivel de emisiones.

Como dijimos, estamos entre los países líderes de la región, aunque debemos seguir trabajando para fomentar las inversiones necesarias que hagan realidad las metas y objetivos planteados.

¿Qué rol podrían jugar los ingenieros en materia de energía, pensando en el futuro? 

Obviamente, el rol de los ingenieros será central, no sólo en materia de energía, sino en el desarrollo de nuestro país. En este sentido, los ingenieros cumplen un papel fundamental en la sociedad, diseñando y desarrollando nuevas tecnologías para la creación de cosas útiles, y así, mejorar la calidad de vida de las personas.

El mundo necesita más que nunca las soluciones que aporta la ingeniería para hacer frente a desafíos importantes que van desde la reducción de la pobreza hasta la atenuación del cambio climático”, eso fue lo que señaló la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), a lo cual suscribo plenamente.

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