Conversación sobre ingenieros, innovación y desarrollo. La experiencia de la NASA

Conversación sobre ingenieros, innovación y desarrollo. La experiencia de la NASA

El viernes 11 de diciembre, los Ingenieros Miguel San Martín, jefe de Ingeniería de la sección guiado y control del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, y el Ingeniero Pablo Bereciartúa, Presidente del CAI dialogaron acerca de qué hay detrás de los grandes proyectos de innovación: ¿Cómo logra un país, como Estados Unidos, poner un hombre en la Luna o amartizar el Curiosity en Marte, con éxito? ¿Cómo impactan estos proyectos en la economía y la cultura de una sociedad? ¿Qué podemos aprender de esas experiencias para repensar el desarrollo argentino en las próximas décadas?

Inició la charla el Ingeniero Pablo Bereciartúa, Presidente del CAI, con una introducción: “Cómo podemos pensar y aprender, sobre cómo se llevan adelante esos objetivos que al final del día generan riqueza genuina, y que son, en definitiva las posibilidades reales de crecimiento de las personas. En la NASA creo que podemos ver estos aprendizajes para analizar, después, que podemos hacer como país”. Luego se emitió un video donde se ve al ex Presidente John. F. Kennedy hablando de la gesta espacial. Al finalizar, Bereciartúa retomó la palabra: “Rescato tres cosas que creo son centrales, en el marco de cambiar las mentes de la sociedad: una es la idea que la sociedad puede lograr grandes cosas o imposibles, y están dirigidas a crear esos cambios en las cabezas de las personas. La segunda, la idea de poner un objetivo, una meta, y que sea lejos en el tiempo, para que un sistema político se pueda alinear detrás de eso. Y la tercera es cómo él habla de recursos, la generación de recursos, y es un desafío como pensarlos hacia el futuro y en la relación Público y Privado. Es decir que esas relaciones, sean negocios, creen estas riquezas y sean rentables. Ahí hay tres ideas fuerza y eso fue en 1961, y 8 años después los Estados Unidos llegaron a la luna”, destacó.

-Miguel, ¿cómo ha sido tu trayectoria para llegar al lugar en el cuál estás?
-“Es importante para mi estar acá, que el CAI que era un lugar importante para mi padre, un ingeniero civil, que se la pasaba en la institución. En cuanto a lo que vimos, los rusos ya estaban cerca de la luna, y Kennedy se propuso acelerar esos objetivos con el proyecto Apolo. Yo crecí con este tema, lo vi a los 10 años y ya allí me dije, esto es lo que yo quiero hacer. Luego de una charla con mi padre trazamos un plan: Primero la escuela industrial, luego la universidad en EE.UU ya que en Estados Unidos, los laboratorios nacionales, institutos como la Nasa, se nutren de universitarios. Ya estaba estudiando en el MIT, cuando finalmente hice la entrevista con la NASA y así me inicié.

-¿Cómo podes contarnos que es la NASA y que tiene de particular trabajar allí, que hacen distinto?
– Es una agencia que depende del PE con presupuesto aprobado por el Congreso, y sus proyectos también deben ser aprobados por este que le brinda presupuesto. Las reglas de juego son estables, y hay una cierta disciplina donde cada proyecto debe cumplir con preceptos de la NASA, que son varios. Hoy hay dos mundos que se enfrentan que son la parte de los humanos y la parte de la robótica, además de la parte científica que está en todo. La NASA además le pide a la academia científica que le diga, a diez años, cuales son las temáticas en las que debe enfocare a futuro. Y se fija en esa lista de prioridades y objetivos para trabajar. Por ejemplo: Cómo se formó el universo; si hay vida en marte. Luego se debe realizar un presupuesto que sea razonable para aprobar una misión que tenga recursos y que sea consistente. Y cuando se aprueba, se tienen objetivos muy claros, que debe tener esta misión para que sea exitosa.

– ¿Sos miembro de la Academia de Ingeniería de EE.UU y la NASA?
– La NASA contrata su personal de las universidades, tenemos muchas contrataciones de alumnos y docentes universitarias y además las pasantías del verano, así que se llena de gente joven y eso nos permite verlos en un puesto de trabajo para después contratarlos. Además, les damos algunas ideas respecto a que materias tomar, porque nos conviene. Y además están los planes científicos, y esos son todos docentes universitarios.
La NASA hace concursos para estudiantes que además, después, son tomados para elaborar por la agencia, se beneficiaban ambos.
Si, por eso alentamos a la juventud a seguir carreras vinculadas a la ingeniería y a las matemáticas, uno de los objetivos es educar y que se inclinen hacia carreras de ingeniería.

-¿Cómo ve la NASA el tema de generar vocaciones STEM, con las que acá tenemos grandes dificultades?
Se habla mucho para que parte de la población, de niveles más bajos, sepa que eso es un pasaporte a la clase media. Se habla muchísimo de STEM, ellos cuando analizan como les está yendo en esto, respecto del mundo, no salen bien, comparados con países asiáticos, China o Japón. Se hace mucho y a veces parece no redituar, pero es algo que los ocupa mucho. De todas formas sigue siendo un país muy innovador que sigue en la frontera de la ciencia y la tecnología.

-¿Cuál es el rol de las STEM, en general, respecto de la ciencia? ¿Cuán multidisciplinaria es la NASA, cuál es el lugar de la tecnología aplicada?
-En una nave espacial necesitas todas las ingenierías. La disciplina de resolver problemas es extremadamente multidisciplinaria. En el laboratorio estamos a merced de ellos. Son ellos los que dicen: queremos ir a marte y de la forma más barata posible. Y tienen mucho poder, porque si ellos sienten que la ingeniería del proyecto no está en la línea científica, no les gusta, bajan los costos. Ahí hay una tensión que es constructiva. Nosotros debemos garantizar que si hacemos tal cosa, va a mejorar el éxito de la expedición, para así convencerlos. Así que siempre hay que conectarlo con las necesidades científicas.

-¿Cómo es el vínculo entre la NASA y el sector privado?
-Es un tema largo. La NASA siempre ha trabajado con la industria privada. En la misión Apolo, casi todo fue construido por empresas privadas. Se hace una licitación y se compite, y gana el que tenga mejor balance entre diseño y costo. Los centros donde yo trabajo hacemos lo mismo pero hemos mantenido la capacidad de proyectos “in house”, es decir, se hace toda la ingeniería adentro aunque algunos componentes debamos comprarlos afuera y ahí se licita. Es un proceso muy serio para evitar conflictos de intereses, entre otras cosas. Pero las misiones grandes, como Curiosity y otras, tratamos de mantenerlas “in house”. Ahora hay un nuevo tema, que surgió en los últimos 10 años como Space X. La NASA trabaja con ellos en una nueva modalidad: le compra el servicio a esta compañía, no impone el diseño ni es dueña y la compañía tiene libertad para venderle el servicio a quien quiere. Es una novedad y muy exitosa.

-¿Crees que va a crecer en esa alianzas público- privada, lo van a alentar? ¿La NASA es comercial?
-No, no tenemos un mecanismo para eso. La NASA tiene muchos intereses, a nosotros no nos hace mucha gracia que le dén ese trabajo, que nos gusta, a una compañía privada. Pero los beneficios, hasta ahora, se han logrado: como reducciones de presupuesto, y eso nos abre otra puerta, ya que con lo que ahorramos podemos hacer más cosas, sin embargo tenemos miedo de perder la capacidad técnica. Ahora estamos trabajando en un proceso de poner hombres en la luna, y las licitaciones la ganaron Space X, la de Jeff bezos y otra que no recuerdo. En algunas cuestiones nosotros los subcontratamos a ellos, pero paradójicamente, ellos nos contratan a nosotros para un desarrollo específico. Es una cooperación muy simbiótica que le hace muy bien al país.

-¿Cuál es el impacto de la NASA en la economía? ¿Cómo se multiplican los recursos, o en términos de PBI?
-La NASA está permanentemente tratando de justificarse ya que se desarrolla con los impuestos de los ciudadanos y tenemos que demostrar que lo estamos gastando bien. Es muy difícil tener métricas para medir el impacto en la economía. Quizá es más tangible en ser un modelo de inspiración para los jóvenes que se inclinan a estas carreras. No soy mucho de conocer ese tema ya que me interesa más ser una inspiración para otros. A mí también me parece que el conocimiento tiene un valor espiritual que también me interesa.

A la hora de las preguntas de los asistentes, alguien quiso saber más, por ejemplo, cómo interactúan las diferentes ingenierías en un mismo proyecto.
“cada ingeniería está ubicada en un edificio distinto, no se conocen, no interactúan otra cultura. Deben trabajar juntos por ejemplo en el proceso de aterrizaje del Curiosity en Marte, y salió bien, pero por lo general cuesta entender al otro y viceversa. Es muy frustrante ver como algo no se puede hacer porque no se llega a una conclusión o solución común, creo que sería muy productivo estar más juntos. A mí, me salvo que por mi forma de ser me gusta interactuar y preguntarles a otros especialistas.
“Conociste a Carl Seagan, quiso saber otro.
“Ya lo conocía de antes, desde el proyecto Viking, pero no personalmente. Lo tuve de profesor en Cornell University, iba a sus clases de Astronomía y un día le pregunte que tenía que hacer para trabajar en la NASA y me dijo: ‘Estudia mucha matemática y física’. Conocí también, después, a uno de los productores de Cosmos, la serie. Hubo mucha envidia sobre él, pero en realidad fue la cara de la ciencia que entró a las casas, que nos contó cómo era el universo. A los científicos les gusta hablar poco y a veces, la mayoría, cree que no tienen nada para decir, otros no saben cómo hacerlo.
Otro asistente quiso saber su mirada de la argentina
“Hoy la argentina tiene un programa espacial en la Conae y en el Invap, por lo que si yo estuviera ahí, quizá no me hubiese venido a estudiar a EE.UU. Tengo muchos amigos muy impresionados con la capacidad en estos aspectos que hay en la argentina. También hay oportunidades en el sector privado, como Satellogic, que es impresionante lo que están haciendo. Hoy hay más campo para estar en la frontera entre la ciencia y la tecnología y si se pueden aumentar más los recursos que se dedican a estos temas, sería muy bueno. Acá los americanos escriben cartas al congreso pidiendo lo que quieren. Sé que la Conae tiene programas para ir a dar charlas a las escuelas, habría que intensificar mucho más esto”, concluyó.

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