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Los Ingenieros Marcelo Neuman, Jorge Nicolini, Jorge Malco y Oscar Ramirez, docentes e investigadores del Instituto de Industria – Universidad Nacional de General Sarmiento-, nos cuentan que la producción de energía eólica en la Argentina ha crecido en forma dinámica: En tres años se logró lo que a Brasil, líder en la región, le llevó siete.
Nuestro país posee uno de los recursos eólicos más importantes del mundo, sobre todo en la Patagonia y en la provincia de Buenos Aires. También tenemos muy buena radiación solar en las regiones del Noroeste y Cuyana, además de ríos para la construcción de pequeños emprendimientos hidráulicos. En la última década y media, Argentina se ha focalizado en el desarrollo de fuentes renovables, llegando a tener una apreciable generación de energía eléctrica. Según la Compañía Administradora del Mercado Mayorista S.A. (CAMMESA) el total de la potencia instalada en energías renovables es de 2245 MW, lo que representa alrededor del 6% del total de la potencia instalada. El crecimiento la generación eólica experimenta un importante incremento a partir del año 2017, en donde también aparece la contribución de la energía solar fotovoltaica. Este crecimiento se debe a la promulgación de las leyes 26.190 y 27.191, el lanzamiento del Programa RenovAr y la Resolución 202 que reimpulsa proyectos del programa GENREN.

Las normativas que la impulsaron

Ley Nº 26.190 y GENREN

En el año 2006 se sanciona la ley 26.190 que declara de interés nacional la generación de energía eléctrica por medio de los recursos renovables, como así también la investigación para el desarrollo tecnológico y fabricación de equipos con esa finalidad. A su vez se establecía que el aporte de las energías renovables alcanzara un 8% de la demanda en diez años, a partir de la puesta en vigencia de dicha ley. El enfoque de generación de energía por fuentes renovables promovía, también, políticas para impulsar la fabricación de equipos nacionales para este fin. La principal herramienta para lograr los objetivos de la ley fue el programa GENREN (Generación Renovable), el cual fue instrumentado por la empresa estatal Energía Argentina S.A. (ENARSA).  El objetivo era agregar 1.000 MW al mercado mayorista eléctrico que estuvieran inyectados al Sistema Argentino de Interconexión, mediante proyectos seleccionados a través de licitaciones públicas. En estas se aseguraba, a los proveedores de energía eléctrica, la compra por un período de 15 años a un precio fijo en dólares por encima del precio de mercado (Aguilar, 2014; Garrido et. al., 2013). Una de las prioridades para la adjudicación de los proyectos era que los equipos fueran fabricados o ensamblados principalmente en el país. Se licitaron 1.000 MW, de los que la mitad correspondían a energía eólica, aunque luego se aumentó su participación a 754 MW sobre los 895 MW aceptados en las ofertas (Giralt, 2011).

Los resultados obtenidos por la ley 26.190 y el programa GENREN no fueron los esperados para la energía eólica, ya que a principios del año 2018 solo se habían puesto en funcionamiento unos 200 MW de potencia basada en este tipo de tecnología. De estos 200 MW, alrededor de 130 MW correspondían al programa GENREN que proponía un total de 754 MW, o sea, tan solo un 17% de lo proyectado (Aggio et. al., 2018). Los desarrolladores de parques de generación expresaban que el retraso en los avances de los proyectos se debía a la falta de fuentes de financiamiento, argüían que la compra de la energía eléctrica en dólares por 15 años, por ENARSA, no era suficiente aval para obtener los créditos para desarrollarlos.

Sin embargo, se cumplió el objetivo de apuntalar la industria nacional de equipos eólicos, fomentando dos fabricantes nacionales de aerogeneradores, IMPSA y NRG Patagonia. La empresa IMPSA, aunque sufrió una importante crisis financiera que la obligó a retirarse del negocio, había logrado fabricar y vender equipos eólicos en Argentina, Brasil, Venezuela y Uruguay.

Ley 27.191/2015 y el Programa RenovAr

La promoción de energía eólica tomó un nuevo impulsó con la promulgación de la ley 27.191 en septiembre del 2015 y el programa RenovAr. Esta ley otorga una serie de beneficios fiscales y traza como objetivo alcanzar el 20% de la generación de energía eléctrica a partir de energías renovables en el año 2025. Los beneficios impositivos surgidos de la nueva normativa fueron amplios y generosos, reduciendo varios impuestos nacionales. También liberó del pago de derechos de importación de bienes de capital y partes, de dichos bienes, para la ejecución de los proyectos.

Para promover la cadena de valor local se instrumentó el otorgamiento de un certificado fiscal para el pago de la totalidad de los montos impositivos a abonar para los beneficiarios que acrediten un 60% de componente nacional en las instalaciones electromecánicas, excluida la obra civil, o un porcentaje menor no inferior al 30%, en la medida en que demuestren efectivamente la inexistencia de producción nacional. El certificado es por un valor equivalente al 20% del componente nacional de las instalaciones electromecánicas que sea acreditado. Estos importantes beneficios fueron dirigidos a los desarrolladores de parques de energías renovables.

En el año 2016 se lanza el programa RenovAr, en donde el precio de venta de la energía constituía un incentivo muy apetecible para los oferentes de proyectos, ya que era en dólares y se incrementaba a lo largo del tiempo. En las licitaciones había dos beneficios con respecto a los precios de compra del MW que se mantienen durante los veinte años que dura la compra de energía por parte de CAMMESA. El primero, es un ajuste del precio ofertado en las licitaciones mediante un coeficiente que incrementa los precios desde el momento que se empieza con la venta de energía por un factor que va de 1,017 para el primer año (2017 para la ronda 1) hasta 1,403 para el año número veinte. El segundo, es otro coeficiente pensado para favorecer la rápida puesta en marcha comercial de las centrales de generación a través de un incremento nominal del precio adjudicado, que se ajusta por año calendario, empezando con 1,20 en el año 2017 y decreciendo escalonadamente hasta el valor de 0.80 para el año 2036 en adelante.

Los proyectos de la ronda 1 implicaban inversiones por US$ 1.800 millones, recibiéndose muchas más ofertas que las esperadas. Esto llevó a lanzar una segunda ronda de licitación, pero solo para las tecnologías eólicas y solar fotovoltaica, y para las empresas que habían participado en la ronda 1 y que no habían sido adjudicadas. Esta ronda se denominó 1,5 y sus adjudicaciones fueron mayores a los cupos especificados. Se adjudicaron 1.281,50 MW con un precio promedio ponderado de US$ 53,98 por MWh disminuyendo unos US$ 7 por MWh con respecto a la ronda 1 (y en eólica US$ 6,60 por MWh)

El gobierno también habilitó un régimen de excepción para la suscripción de nuevos contratos de abastecimiento de energía eléctrica renovable con los proyectos que habían sido comprometidos en el programa GENREN. Lo instrumentó bajo la Resolución N° 202 y con la condición de que se ajustaran a los parámetros establecidos en la ronda 1 del programa RenovAr, se firmaron 10 contratos de venta de energía a CAMMESA a un precio de US$ 71 por MWh, un 20% mayor al precio de la ronda 1.

En agosto de 2017 se realiza la convocatoria de la ronda 2 y de nuevo se reciben muchas más ofertas que las esperadas para la potencia objetivo de 1.200 MW. Se adjudicaron 88 proyectos y el precio promedio ponderado vuelve a bajar con respecto a la ronda 1,5 en US$ 2,50 y en eólica hasta US$ 12,47 por MWh.

En noviembre del 2018 se lanza la ronda 3 orientada a proyectos de pequeña escala que se puedan instalar en todo el territorio y conectarse a las redes de media y baja tensión. La potencia máxima por tecnología es de tan solo 10 MW (en eólica se permite exceder el límite en 3,5 MW) y la mínima de 0,5 MW. Recién, en agosto de 2019 se adjudicaron 38 proyectos con una potencia de 259 MW, en donde la tecnología eólica obtuvo 10 proyectos por un total de 128,7 MW con precios promedios ponderados bastante superiores a las dos rondas anteriores. La Secretaría de Energía señalaba que la ronda 3 se focalizó en aprovechar las capacidades disponibles en las redes de media tensión de las distribuidoras, ya que el transporte eléctrico presentaba obstáculos para seguir avanzando en rondas más relevantes.

Para completar el panorama hay que considerar lo que se conoce como Mercado a Término (MATER) el que permite a los grandes usuarios la libre negociación y compra de energía renovable, colaborando con el avance de que el 20% provenga de energías renovables en el 2025. La ley 27.191 establece que todos los usuarios de energía eléctrica -que requieran 300 kW o más de potencia media en un año calendario- deberán contribuir con el cumplimiento de los objetivos de consumo de energía eléctrica de fuentes renovables, lo que obliga a los grandes usuarios a diversificar sus proveedores de energía, debiendo cumplir en forma Individual y efectiva las metas de incorporación de energías limpias.

En síntesis, desde el año 2016 se llevan adjudicados 244 proyectos de energías renovables que significan más de 6.300 MW de potencia instalada, y hasta el momento hay 148 proyectos de energías renovables en desarrollo, es decir, en operación comercial o en construcción, lo que representa 4.876 MW de potencia instalada y una inversión estimada de más de US$ 7.300 millones.

Conclusión

Argentina ha tenido un desarrollo considerable en la instalación de parques de energías renovables, especialmente en energía eólica y solar fotovoltaica. Puesto en cifras, el país ha demostrado un dinamismo superior al líder de la región latinoamericana, Brasil, dado que tan solo le ha tomado tres años instalar 1 GW contra los siete años que le demandó a Brasil. Claro que computando todas las instalaciones, nuestro país se encuentra rezagado con respecto a los dos más grandes mercados latinoamericanos, México y Brasil, en parte debido a su retrasada entrada a este sector energético. En América Latina, en el año 2018 se instalaron alrededor de 3.700 MW de energía eólica en donde el 51% le correspondió a Brasil, el 26% a México y el 13% a la Argentina. También, los costos han tenido un sendero decreciente entre las rondas 1; 1,5 y 2 del programa RenovAr.

De esta manera, la Argentina se ha convertido en uno de los importantes mercados para inversiones en energía eólica, aunque existen algunos obstáculos para el futuro de las renovables y para la eólica en particular. Además, de la incertidumbre económica y la compleja situación financiera, en lo que respecta al sector energético, existe actualmente una limitación en el sistema de transporte eléctrico. La red es prácticamente la misma que había a fines del 2015 y no se han realizado inversiones en este sentido. Por lo que no se podrá seguir creciendo en renovables hasta que se amplíe la red de transporte eléctrico, y hay que considerar que una obra de red de transporte eléctrico tarda unos 36 meses.

También, la industria de energías renovables se ha instalado en el contexto de un marco regulatorio con importantes subsidios, aspecto que muchos especialistas destacan como necesario cuando hay muy poco realizado y no existe una plataforma previa de inversiones. Pero actualmente la industria ya tiene una base instalada y una cadena de valor incipiente, por lo que la idea ahora es que la tutela del Estado no sea tan determinante. Pero si se quiere apuntalar a la industria local son necesarias políticas públicas que también tengan anclaje en el sistema científico-tecnológico, además de recuperar las capacidades nacionales. Los desafíos son importantes, pero hay masa crítica en el sector público, privado y en el sistema científico-tecnológico para encararlos con la convicción de poder seguir afianzando y ampliando las energías renovables en nuestro país.

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