Un reactor nuclear icónico

Un reactor nuclear icónico

Por primera vez en la historia de la industria nuclear nacional, Argentina construirá un reactor para Europa. Lo hará INVAP en Holanda y servirá para producir radioisótopos medicinales.

L a industria tecnológica nacional vuelve a marcar un hito en su historia: INVAP, la empresa estatal rionegrina, ganó una licitación internacional para fabricar un reactor nuclear de investigación y producción de radioisótopos para usos medicinales en Holanda. Se trata de un contrato icónico para el país, ya que por primera vez se exportará este tipo de tecnología a un país europeo, probablemente el mercado más competitivo en esta materia.

La Argentina ya exportó varios reactores nucleares desde que hace 68 años empezó a incursionar en el desarrollo de esta tecnología con la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). A partir de entonces, diseñó reactores para Perú, Egipto, Argelia y, el último en 2006, para Australia, lo que convierte al país en líder del desarrollo tecnológico nuclear latinoamericano y uno de los siete países que exportan reactores junto con Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania, China y Corea del Sur.

“Haber ganado la licitación internacional es una demostración más de las capacidades del país para competir en el mundo, no sólo con materia prima, sino también con tecnología”, consideró el ingeniero Juan Pablo Ordoñez, subgerente General de INVAP y presidente de ICHOS, la empresa que surge de la asociación creada entre INVAP y TBI, y que formalmente ganó la licitación. INVAP estará a cargo del diseño del reactor; de la integración de la ingeniería de toda la planta; de la seguridad nuclear; y de las gestiones para asistir a Pallas en la obtención de las licencias que autorizan la construcción y operación del reactor, basándose en las regulaciones locales y las del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de las Naciones Unidas. Mientras que TBI es una compañía localizada en Rotterdam que está conformada por un conglomerado de treinta empresas y aportará su experiencia en ingeniería civil, construcciones, montaje de sistemas y regulaciones locales.

El reactor Pallas reemplazará el actual High Flux Reactor (HFR) en Petten, un sitio a 60 km. al noreste de Ámsterdam, próximo a la costa del Mar del Norte. El HFR, que es propiedad de la Comisión Europea y es operado por el Nuclear Research and Consultancy Group (NRG), entró en funcionamiento en el año 1956 y será sacado de servicio cuando Pallas comience a operar. Actualmente el HFR abastece el 70% del mercado de radioisótopos para medicina nuclear de Europa y es uno de los más grandes productores de radioisótopos a nivel mundial. Es decir que el reactor Pallas, que se prevé tenga una vida útil de cuarenta años, apenas entre en operación tendrá la responsabilidad de asegurar la continuidad de suministros esenciales para las prácticas médicas del siglo XXI en Europa y el mundo.

“Haber ganado la licitación internacional es una demostración más de las capacidades del país para competir en el mundo, no sólo con materia prima, sino también con tecnología.”
40

años de vida útil estiman que tendrá el reactor nuclear Pallas.


250

profesionales, muchos de ellos ingenieros, participarán del diseño.


15000

documentos técnicos se generarán durante la etapa de construcción.


Resistirá terremotos y accidentes aéreos

“El reactor Pallas, como reactor mucho más moderno que el HFR, se caracteriza por ser más seguro e innovador. Es más seguro porque estará diseñado para sobrellevar exitosamente condiciones adversas extremas como terremotos y accidentes aéreos, y porque se basará en las actuales regulaciones de la OIEA, los actuales requerimientos legales de Holanda y las políticas de la Fundación Pallas en cuanto a seguridad, salud, medioambiente y calidad. Porque junto con la evolución de las tecnologías también han evolucionado los requerimientos reguladores y las instalaciones aceptables hoy son mucho más seguras. El reactor es innovador por su flexibilidad operativa. El núcleo del reactor estará configurado para la producción de distintos tipos de radioisótopos, lo que le permitirá responder con mayor flexibilidad a los cambios que puedan producirse en el mercado. Además, utilizará únicamente combustibles LEU, siglas con las que se denomina en inglés al uranio de bajo enriquecimiento”, detalló Ordoñez.

En la licitación internacional, INVAP compitió con las propuestas de AREVA TA, de Francia, que también estuvo acompañada por un socio holandés; y KAERI (Korea Atomic Energy Researh Institute), de Corea del Sur. De esta manera, la empresa rionegrina ganó la compulsa por segunda vez, ya que también se había impuesto en 2009, cuando debido a la crisis económica global, las autoridades holandesas decidieron discontinuar el proyecto. Desde INVAP consideran que lograron imponerse debido al esfuerzo por satisfacer al máximo los requerimientos planteados en Holanda: “Lo que sentimos es que hicimos nuestro mejor esfuerzo y obtuvimos el resultado deseado. Es posible que nuestra política de estudiar muy atentamente los requerimientos del cliente y diseñar a medida de éstos, haya sido determinante en el resultado. Al menos, clientes anteriores nos han dicho que ese fue un motivo esencial en sus decisiones”.

Oficialmente, la Fundación Pallas describe al futuro reactor como del tipo piscina: “Puede desplegar su flujo de neutrones de manera más eficiente y efectiva que el HFR. La característica más importante del reactor es su flexibilidad operativa. El núcleo del reactor se puede configurar de forma muy flexible para la producción de varios isótopos médicos y, por lo tanto, responder a los mercados cambiantes. En el proceso de diseño se prestará especial atención al núcleo del reactor y a todos los sistemas nucleares involucrados. Para obtener el diseño apropiado, la organización Pallas ha preparado un documento con requisitos funcionales. Esto se llama ‘Requisitos técnicos’. Este documento será utilizado por el diseñador. El proceso de diseño incluye muchos pasos intermedios hacia el diseño final. Cada subpaso será ampliamente probado de acuerdo con las últimas regulaciones internacionales de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) y los requisitos específicos holandeses con respecto a la seguridad del diseño y las operaciones comerciales. Por lo tanto, el edificio del reactor (la contención) debe diseñarse para resistir posibles peligros externos, como accidentes de avión o terremotos”.

 

Unos 250 profesionales intervienen en el diseño

La primera fase del proyecto se enfocará en el diseño del reactor y se llevará a cabo en Bariloche. En ella participarán 95 profesionales de amplia experiencia en la concepción de este tipo de proyectos, aumentando a 250 en las etapas subsiguientes. La logística de esta primera etapa se centrará en definir la configuración adecuada de la planta para satisfacer el ambicioso plan de negocios que persigue la Fundación Pallas para luego desarrollar la ingeniería que permita obtener el permiso de construcción que otorga la Autoridad Regulatoria Nuclear Holandesa.

“La segunda fase consiste en la construcción y puesta en marcha del reactor. La provisión abarcará la totalidad de los suministros necesarios para la operación, así como también el entrenamiento de los operadores. Los holandeses visitarán Bariloche asiduamente a lo largo de todo el desarrollo del proyecto, para participar de los procesos de diseño, auditar el progreso del desarrollo y posteriormente para la capacitación de los operadores. Se estima que se generarán entre 15.000 a 20.000 documentos técnicos. Se prevé que este proyecto se lleve a cabo en aproximadamente ocho años”, adelantó Ordoñez.

Los proyectos de ingeniería de estas características tienen normalmente tres fases: la fase de ingeniería conceptual, que llevará hasta julio de este año; la fase de ingeniería básica, que llevará un año y medio más a partir de julio; y la fase de ingeniería de detalle, que llevará entre tres y cuatro años más.

En la fase de construcción se construye el edificio. Se fabrican y compran todos los componentes, que se envían al sitio para ser instalados en los lugares correspondientes del edificio. “Algunos componentes son convencionales, similares a los que se pueden encontrar en otras instalaciones industriales, mientras otros son específicamente nucleares y deben ser fabricados bajo normas nucleares por proveedores especializados. Algunos de esos componentes serán fabricados por INVAP en talleres propios. En la fase de puesta en marcha se realizan pruebas para demostrar que todos los sistemas de la instalación funcionan de acuerdo al diseño. La fase de construcción durará entre tres y cuatro años y la fase de puesta en marcha un año más”, detalló Ordoñez.

En 2006, INVAP le vendió a Australia el OPAL, un reactor por US$ 200 millones, lo que representó la mayor exportación de tecnología llave en mano de la historia argentina, operación que será superada por la venta del Pallas a Holanda, que demandaría una inversión global de 400 millones de euros. El rector exportado a Australia es del tipo multipropósito -sirve para producir radioisótopos, realizar investigaciones, irradiar materiales para uso industrial y entrenar personal- y es señalado a nivel mundial como uno de los reactores más versátiles y complejos del mundo.
Respecto a las similitudes o diferencias que tendría el Pallas con respecto al OPAL, Ordoñez explicó: “Se trata de tecnologías similares pero para distintos clientes. Es decir que resuelven requerimientos de distinto tipo. En la medida de lo posible se va a usar la mayor cantidad de tecnologías demostradas en el OPAL, a fin de simplificar los procesos de aprobación regulatoria. Pero cada reactor es diseñado a medida del cliente, por lo que hay diferencias sustanciales entre los diseños del OPAL y Pallas”.

Publicada en Revista CAI #1129.

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El proyecto OPAL formó profesionales fundamentales para ganar la licitación del Pallas.

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