Vaca Viva: los caminos que llevan a una bioeconomía posible

Vaca Viva: los caminos que llevan a una bioeconomía posible

El martes 3 de noviembre la comisión de Tecnología, Innovación y Transformación Digital el Departamento Técnico del CAI realizó, a través de la plataforma Zoom, esta charla cuyo orador fue el Ingeniero Fernando Vilella, profesor titular de la cátedra de Agronegocios y director del programa de Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la UBA. Marina Rosso Siverino, vicepresidenta del DT, presentó a Vilella y explicó las razones por las que se lo conoce como el responsable de acuñar el concepto Vaca Viva, aprovechando el conocimiento que se tiene de Vaca Muerta, una de las promesas del sector de hidrocarburos de la Argentina.

Tras describir el contexto mundial relacionado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por Naciones Unidas y señalar, parafraseando a Luis Rapaport, que “la competencia entre países y regiones es entre sistemas educativos”, Vilella consideró, además, que esa competencia implica “generar sistemas científicos y tecnológicos al servicio del desarrollo”.

Luego avanzó sobre el actual contexto global marcado por los impactos del coronavirus y la influencia que continuará ejerciendo Asia y, particularmente, China sobre el orden mundial. Explicó cómo los distintos países y regiones se abastecerán de los alimentos que necesitarán hacia 2030 y aseveró que “habrá 900 millones de personas que sólo comerá si los alimentos provienen de otros lugares del mundo”. Ahí aparecen las oportunidades de la Argentina.

“Cada vez será más demandada la trazabilidad de los productos que se compran. Uno de los objetivos de China es que en el 2035 toda su población sea de clase media. En la cabeza de este consumidor el tema ambiental tiene mucho peso porque forma parte de su realidad diaria”, recordó.

Por ello, consideró que “una estrategia que debería generarse es que los productos de la Argentina muestren que provienen de ambientes de otras características y eso debería estar impreso en esa trazabilidad, al estilo de una marca país”, lo que se traduciría en una ventaja competitiva.

Destacó que “la huella ambiental de nuestro sistema productivo es menor frente a otros sistemas competitivos” y que en este contexto la bioeconomía cobra valor porque promueve el desarrollo territorial, representa un desafío geopolítico y exige un reordenamiento que no existe.

“Bioeconomía es biomasa más conocimiento. El problema es que la biomasa viaja mal porque debe procesarse localmente. Si el conocimiento se genera a nivel local creamos más puntos de desarrollo de agregado de valor, de saberes diversos”, continuó.

Aquí explicó que mientras Vaca Muerta aprovecha la fotosíntesis acumulada en sedimentos hace millones de años que generan hidrocarburos y requiere de mucha inversión que pocas empresas están en condiciones de ejecutar, el concepto de Vaca Viva “es el conjunto de biomasa de distintas cadenas transformadas en productos cada vez más sofisticados en términos de producción. Es generar fotosíntesis actual, capturar dióxido de carbono donde el conjunto de actores son muchos, originalmente nacionales, pymes que dejan sus ganancias en el sistema lo que implica, a su vez, que se genere desarrollo local y sostenible”.

Sostuvo que no se trata impulsar Vaca Muerta o Vaca Viva sino ambas porque “nos sobran las “o” y nos faltan las “y” y las soluciones tienen que integrar a los distintos componentes del sistema productivo” donde la combinación de saberes de la bioeconomía, como biotecnología, nanotecnología y otros, generan mucho conocimiento in situ.

Subrayó que es el momento para aprovechar el contexto de transformaciones que suceden en el mundo y que el volumen de información existente hoy permitirá agregar valor tecnológico a las exportaciones, lo que a su vez permitirá penetrar en mejores mercados.

Los mercados insatisfechos, la menor huella ambiental, la posibilidad de incorporar nuevos productos y la disponibilidad de insumos de los alimentos balanceados se erigen como las oportunidades para el sistema nacional, que se desarrollarán a partir de políticas de estado generadas por consenso.

Para Vilella, “la bioeconomía se presenta como una nueva oportunidad de desarrollo económico en la Argentina, y las tendencias en materia de consumo y de cuidados sanitarios y de la salud que se registran a nivel global podrían aprovecharse para agregar mayor valor a las exportaciones y generar no sólo las divisas que necesita el país sino también empleo de calidad”.

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