El jueves 24 de octubre de 2024, se celebró un acto significativo en el que la Asociación Sarmientina hizo entrega de un busto en homenaje a Domingo F. Sarmiento, conmemorando así los 82 años de la Asociación, al Centro Argentino de Ingenieros (CAI). El evento fue presentado por el Ing. Pablo Bereciartu, presidente del CAI, y Nilda Ferreyra, presidenta de la Asociación Sarmientina. Además, los ingenieros Nicolás Gallo y Arístides Domínguez compartieron unas palabras sobre la relevancia de la figura de Sarmiento en la historia de nuestro país. Posteriormente, el presidente del CAI, junto a la presidenta de la Asociación Sarmientina, descubrieron el busto de Domingo F. Sarmiento, un momento acompañado por un gran aplauso que honró la importancia de esta ceremonia.
El Ing. Horacio Salgado, presidente de la Comisión de Promoción de la Enseñanza de la Ingeniería y miembro de la Comisión Directiva, brindó un discurso en el que expresó lo siguiente:
“Nuestro sistema educativo se fundamenta en la inmensa figura del Maestro de los Maestros, Domingo Faustino Sarmiento. Él sostenía que las cosas debían hacerse, aunque fueran realizadas de manera imperfecta. No se trata de elogiar el error, sino de reconocer que, para alcanzar un ideal, es probable que se deba transitar por el error en varias ocasiones antes de lograrlo. Es tarea de los ingenieros ir modelando todos los proyectos hasta alcanzar el objetivo establecido. Nuestra cultura tiende a considerar el error o la equivocación como un fracaso, pero esta percepción se contradice con la experiencia de los innovadores más exitosos de nuestro tiempo, quienes han enfrentado numerosos fracasos antes de lograr sus triunfos rotundos.
La visión de Sarmiento es comparable únicamente a la de algunas personalidades que se pueden contar con los dedos de una mano. Su perspectiva a largo plazo, sembrando las semillas de una cosecha que nunca llegaría a ver, es un logro alcanzado solo por un hombre como él.
Es crucial recrear la utopía juvenil de desear cambiar el mundo. Domingo Faustino Sarmiento fue un promotor del progreso científico, y su constante acción y prédica a favor de la enseñanza y creación de instituciones científicas y culturales son dignas de mención.
La labor de Sarmiento en la difusión de las ciencias occidentales en un país periférico en el ámbito científico como lo era Argentina, se tradujo en la consolidación de un sistema científico independiente, enriquecido con los aportes de la más moderna ciencia europea. En 1871, Sarmiento fundó el Observatorio Astronómico de Córdoba, que adquirió relevancia internacional. Además, gracias a la iniciativa de Sarmiento y Benjamín Gould, en 1872 se constituyó la Oficina Meteorológica Nacional, la primera en América del Sur y la tercera en el mundo, detrás de Hungría y Estados Unidos, que funcionó hasta 1884 en Córdoba, antes de trasladarse a Buenos Aires.
Sarmiento siempre exaltó la figura del médico y paleontólogo aficionado Francisco Javier Muñiz. Según cuenta una anécdota, incluso el fútbol en Argentina le debe un impulso. Alexander Hutton, considerado el padre fundador del fútbol argentino y entonces rector del High School English, solicitó permiso a Sarmiento para enseñar este deporte entre sus estudiantes. A lo que Sarmiento respondió: “Que aprendan, mi amigo, a las patadas, pero que aprendan”.
Desde su posición, Sarmiento defendió la educación de la mujer en igualdad de condiciones que la del varón y mantuvo una fuerte amistad con Juana Manso, a quien consideró la única persona en América Latina que comprendió su plan de educación. Durante su exilio en Chile, Sarmiento participó activamente en actividades culturales y educativas. Una de sus ocupaciones consistió en desarrollar un sistema moderno de enseñanza de la lectura, que no obligara a los estudiantes a memorizar sílabas aisladas, como era habitual en ese entonces, sino que introdujera un enfoque pedagógico progresivo. En 1849, publicó su “Método de lectura gradual”.
Asimismo, fue fundador de los Colegios Nacionales en La Rioja, Santa Fe, San Luis, San Salvador de Jujuy, Santiago del Estero, Corrientes, San Nicolás de los Arroyos y Rosario. Creó escuelas de arboricultura y agronomía en San Juan, Mendoza, y más tarde en San Miguel de Tucumán y Salta. Entre sus decisiones más destacadas, se encuentra la realización de la Exposición de Artes y Productos Nacionales en 1871 en la ciudad de Córdoba, que sentó las bases para el desarrollo de las ciencias básicas en el país. De este impulso surgieron la Academia de Ciencias de Córdoba, dirigida por el botánico alemán Germán Burmeister, y el Observatorio Nacional de Córdoba, bajo la dirección del astrónomo estadounidense Benjamín Gould.
En la Universidad Nacional de Córdoba se estableció la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que ofreció la carrera de ingeniería. Gracias a la iniciativa de Sarmiento, se crearon en la región cuyana las cátedras de mineralogía en los Colegios Nacionales de Catamarca y San Juan, que en 1876 se convertirían en la Escuela de Ingenieros de San Juan.
Es innegable la trascendencia de Sarmiento en la historia argentina, tanto que sus ideas siguen vigentes en gran parte de nuestra población. Desde la Comisión de Historia y Enseñanza de la Ingeniería del CAI, expresamos nuestro agradecimiento a la Asociación Sarmientina, y en especial al Ing. Pablo Bereciartu, quien fue el impulsor de la entrega de este busto que, esperamos, inspire a quienes transiten por aquí a recordar los principios y pensamientos del Gran Maestro de América.
Para culminar este evento, se entonó el himno a Sarmiento y se realizó un brindis en el Salón Aisiks, donde los participantes pudieron compartir un momento ameno, digno de esta significativa celebración.