Inspirarnos para inspirar
Con el eje puesto en la Agroindustria y Desarrollo Social, la Semana de la Ingeniería tuvo su segundo capítulo.
A lo largo de esta jornada técnica, fueron siete los disertantes, con moderación de la periodista e Ing. Agr. Silvia Naishtat (editora de la sección Economía del Diario Clarín).
El primer panel contó con la presencia de los siguientes oradores: el antropólogo Agustín Noriega (Director de la Fundación Gran Chaco), la Ing. Magda Choque Vilca (coordinadora de la Sede Quebrada y Puna de la UN de Jujuy), la Lic. Luisa Weber (coordinadora del Proyecto Matriarca) y el Ing. Eduardo Meichtry (presidente del Grupo Puerto Las Palmas). Noriega explicó las experiencias de su Fundación, marcando una postura clara: “El futuro está en el monte”, fue el título de su charla, haciendo referencia a un grupo de “entidades civiles, del Estado y de productores. Nos organizamos en el Chaco argentino para trabajar sobre la competitividad de los pueblos indígenas y criollos, buscando construir una alternativa al desmonte. A la hora de generar competitividad para la producción de harina de algarroba o miel orgánica, por ejemplo, empezamos a preguntar cuántas horas de ingeniería se necesitaban y así empezamos”.
Luego, Choque Vilca, organizadora del circuito turístico-gastronómico de La Quebrada, expuso acerca de las cualidades de los alimentos producidos en el Norte argentino por las comunidades locales y de los beneficios de una modificación de la cultura alimenticia (papas -62 variedades-, maíz, quinoa. Incluso presentó el caso del yacón: una raíz con comprobados efectos positivos en la lucha contra la diabetes). Y atendiendo a la premisa de que “en cada lugar tiene que haber oportunidad de que el acceso al conocimiento sea considerado una construcción en positivo”, contó que la Universidad de Jujuy creó dos carreras: una tecnicatura en la transformación de la producción agrícola y una licenciatura en desarrollo rural.
También con raigambre en el Norte, Weber habló del Proyecto Matriarca, que desarrolla redes de valor en territorios con grandes desafíos: su trabajo cuenta con la presencia de minorías étnicas que son una potente fuente de inspiración, dado que afrontan desafíos climáticos, de infraestructura y poblacionales. Matriarca potencia el trabajo de más de 1.000 mujeres wichis, además de pilagá y quomle’ec: ellas producen su arte en base a costumbres ancestrales y materiales de su entorno, realizan “objetos que cuentan historia y ponen en valor nuestra cultura”.
Por su parte, Meichtry presentó las realizaciones de PLP Group en Chaco, que combina la producción de arroz con la piscicultura, en base a la rotación entre la cosecha y la cría de pacú, que genera el 25% de la producción acuícola nacional. Los detalles de la combinación exponen el delicado estudio de la situación. El proceso adapta parcelas de arroz a la cría de pacú: los peces aprovechan los restos de la cosecha, incluyendo la fauna. Luego se drena el terreno para una nueva cosecha en un suelo ideal, “abonado” por el pacú, para cultivo de arroz pre germinado, sin labranza. Además de 2.000 tonelades de pescado por año y la industria ganadera, PLP Groupo produce alimento para peces y mascotas, harina y aceite de pescado de alta calidad y hasta generación de energía a través de la cáscara de arroz.
El módulo Agroindustria y Desarrollo Social siguió con otros tres oradores: la Dra. María Cristina Plencovich (Prof. Titular Regular Consulta, UBA, Facultad de Agronomía), el Ing. Mariano Bosch (Cofundador y CEO de Adecoagro) y el Dr. Fabio Quetglas (Máster en Gestión de Ciudades y Desarrollo Local). Plencovich realizó un repaso por la Formación de los ingenieros agrónomos (“la carrera nació dentro del marco del Ministerio de Agricultura y no dentro del ámbito universitario”) y señaló que hoy en día “casi todas las jurisdicciones del país tienen carrera de ingeniero agrónomo, 29 son de gestión pública y 5 de gestión privada”. Analizando los pormenores del estudio en sí, señaló que “tiene una estructura epistemológica muy compleja: contiene a las ciencias básicas, a las ciencias básicas agronómicas y a las ciencias agronómicas aplicadas”.
Luego, Bosch dio detalles de los pasos de Adecoagro en la Argentina, en cuanto a la producción de alimentos, energía renovable, desarrollando un sistema sustentable. Detalló que la plantación de caña genera bioetanaol, azúcar y fertilizante, aprovechando las 150.000 hectáreas de plantación incluso para producir abono, sin desperdicio de material. Incluso, un lote de 70 años de caña de azúcar posee un suelo mejor que el original. Lo mismo sucede con la producción vacuna: a través de un biodigestor se produce electricidad en base a los excrementos.
Por último, Quetglas avanzó sobre la Sostenibilidad de las ciudades rurales, destacando “la generación de bienes, la sostenibilidad fiscal, una relativa equidad, el pluralismo, la consensualidad y cuidado del medio ambiente”. A su vez, sobre el medio ambiente marcó: el deber de cuidar el suelo, el agua (“hay que crear una nueva cultura del uso de agua”), los residuos (“pensar una solución aunque no sea negocio”), el modelo de movilidad (“desmecanizarla”) y cuestiones de eficiencia energética. También explicó: “Cuando uno piensa en el diseño de un territorio piensa en mover a la gente, reacomodarla… Y cuando uno quiere forzar las cosas aparecen las reacciones: en el territorio, como en el mercado, funcionan los incentivos”. Pero también dejó en claro que “el 90% de las planificaciones orientativas ha fracasado, por eso se está probando con incentivos. El principal motor es el empleo; el segundo, el diferencial salarial; el tercero es el hábitat; y el cuarto los servicios públicos sofisticados”. Para el cierre, reconoció: “Les doy las gracias a los ingenieros porque nos hacen la vida más fácil. No vivimos en estado de naturaleza, sino en el mundo de la ingeniería”.
A la hora de las reflexiones sobre la agroindustria y las oportunidades para la Argentina, Cristiani y Grobocopatel estuvieron acompañados por el Ing. Agr. Cristian Feldkamp (director ejecutivo de CREA), quien disertó sobre El futuro alimentario sostenible, valorando que “las nuevas generaciones están más involucradas en la cuestión ambiental, eso nos genera ilusión”. Además, volviendo sobre el hecho de que la Argentina preside el G20 este año, planteó los temas que lleva el país a esa mesa: futuro del trabajo, la infraestructura que se necesita y el desarrollo de un futuro alimentario sostenible”. En su análisis explicó: “Producimos de 10 a 12 veces más de lo que necesitamos para alimentarnos, pero se necesita que los flujos de productos circulen adecuadamente en el marcado interno y en la exportación”. Y estableció que “somos culpables de las cuestiones ambientales pero también tenemos la solución; hay que desarrollar tecnología y atender la mal nutrición: entre 600 y 700 millones de personas están desnutridas mientras que 800 millones de personas son obesas. Y eso en un mundo en el que un tercio del alimento se tira, generando estrés en el ambiente para producirlo y desperdiciarlo”.A la hora de las reflexiones sobre la agroindustria y las oportunidades para la Argentina, Cristiani y Grobocopatel estuvieron acompañados por el Ing. Agr. Cristian Feldkamp (director ejecutivo de CREA), quien disertó sobre El futuro alimentario sostenible, valorando que “las nuevas generaciones están más involucradas en la cuestión ambiental, eso nos genera ilusión”. Además, volviendo sobre el hecho de que la Argentina preside el G20 este año, planteó los temas que lleva el país a esa mesa: futuro del trabajo, la infraestructura que se necesita y el desarrollo de un futuro alimentario sostenible”. En su análisis explicó: “Producimos de 10 a 12 veces más de lo que necesitamos para alimentarnos, pero se necesita que los flujos de productos circulen adecuadamente en el marcado interno y en la exportación”. Y estableció que “somos culpables de las cuestiones ambientales pero también tenemos la solución; hay que desarrollar tecnología y atender la mal nutrición: entre 600 y 700 millones de personas están desnutridas mientras que 800 millones de personas son obesas. Y eso en un mundo en el que un tercio del alimento se tira, generando estrés en el ambiente para producirlo y desperdiciarlo”.
Quien también hizo su aporte, a través de una videoconferencia, fue el Ing. Jorge Aguado (Secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del Ministerio de Ciencia), quien afirmó que “desde el gobierno creemos que las oportunidades para la agroindustria son increíbles”, relatando proyectos y planificación realizados en su área: planes de infraestructra vial, naval y ferroviaria; alimentos con menos hormonas y antibióticos; creación de nuevos mercados, enntre otros.
Entre las conclusiones finales, Cristiani afirmó que “esta Semana de la Ingeniería fue disruptiva. El CAI es un lugar de encuentro y de reflexión, por eso creo que estas jornadas confirman que no hay brecha entre los ingenieros agrónomos y otros ingenieros. Todos juntos trabajamos por la comunidad”. Y Grobocopatel cerró señalando que “los que van a estar en el campo no sólo van a ser ingenieros agrónomos sino que otras ramas estarán en el campo cosechando otras cosas, como el viento. El programa expandió el pensamiento, mostró hasta dónde llegan los ingenieros y las oportunidades que se generan. Vivimos en un mundo que diseñan los ingenieros, es una civilización de ingenieros. Esto nos trae una responsabilidad enorme, en un país donde hay muchas ganas de hacer cosas que no se pueden. Los ingenieros, además de construir rutas y demás, vamos a tener que construir esperanza. Los ingenieros debemos ser más porosos, es necesario inspirarnos para inspirar”.