Las inversiones para mitigar los efectos del cambio climático rondarán los u$s 5,4 trillones en la próxima década y América latina podría capturar gran parte de ese monto dado que la región es una gran generadora de proyectos. Pero el camino resulta desafiante y fue el tema que se abordó en la conferencia Financiamiento climático para el cumplimiento de objetivos del acuerdo de París para el 2030 y 2050 en el marco del Ciclo CAI Financiamiento.
Pablo Bereciartúa, presidente del CAI, abrió el encuentro tomando lo sucedido en las recientes Conferencias de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) y que expuso como parte de un diálogo global que permitirá pensar “cómo se va convertir una agenda central para el planeta y las economías, para que no generen el cambio climático y se puedan adaptar a él”. Consideró que se trata de “una oportunidad para modernizarlas a partir de las nuevas tecnologías y dar un salto hacia un nuevo formato y nuevo modelo de negocios”, razón por la que “se vuelve clave conocer cuáles son las oportunidades de financiamiento y cómo los distintos mercados financieros, incluyendo la industria de los seguros, puede jugar un rol para potenciar esas agendas de inversión”.
Así, presentó a Alejandro Guerrero, CEO de Lockton Argentina & Uruguay, quien repasó los objetivos del acuerdo de París, entendido como continuidad del Protocolo de Kioto, y recordó que entre los objetivos se busca lograr reducir el incremento promedio del aumento de la temperatura por debajo de los 2 grados respecto a niveles preindustriales y promover esfuerzos para que el calentamiento global no supere el grado y medio en este siglo.
Tras introducir el tema, abordó la cuestión de las inversiones y aseguró que la previsión se ubica en los “u$s 5,4 trillones de dólares en los próximos 10 años por encima de los requerimientos normales de lo que son las infraestructuras para el desarrollo del planeta”, aunque admitió que hay retraso en la ejecución de esos desembolsos.
“Sobre un total estimado de bonos de 100 trillones de dólares solo el 1,5 % representa la comercialización actual de bonos de carbón”, enfatizó, y agregó que, “a pesar de ser un instrumento que ha tenido una importante alza es limitada la comercialización de bonos a nivel mundial. Se estima que para poder acercarse a los objetivos debería haber cinco veces la inversión actual en energía sustentable y al menos tres veces más de inversión en I+D para nuevas tecnologías”, subrayó.
En cuanto a las previsiones para llegar a Cero Neto de emisiones, afirmó que “ya existen compromisos de 130 trillones de capital privado para lograrlo”, y que fueron presentados en la COP26. “La duda es cuánto es lo que efectivamente llega de ese total a los bolsillos para convertirse en iniciativas que reduzcan la presencia de gases de efecto invernadero o trabajen hacia la disminución de la utilización de los combustibles fósiles en el mundo”.
Describió cuáles son los players de la financiación climática, entre los que se encuentran los fondos nacionales y las agencias multilaterales y resaltó la conformación de fondos subnacionales, particularmente para América latina, por tener características que siguen la evolución del movimiento climático en el mundo.
Calificó a esos fondos subnacionales como “estratégicos a nivel político”y, en el caso de Estados Unidos, indicó que los municipios y los estados fueron adhiriendo a esos fondos sin esperar la condición nacional aunque, de alguna manera, forzaron una postura de la administración nacional. Planteó, por ello, que a veces los proyectos nacionales son exageradamente grandes y de difícil ejecución pero “cuando se va a niveles subnacionales o de intendencias son más efectivos y más probables en la realización de un proyecto, por ejemplo, la conversión de la iluminación LED en un pueblo o una ciudad, antes que a nivel país”.
La discusión continuó por el surgimiento de angel investor o filántropos individuales como actores de este sector que deben ser tenidos en cuenta por aquellos que buscan financiamiento porque puede ser posible captar su atención. Y más adelante refirió al crowdfunding como otro modelo que está empezando a funcionar y es más moderno, y mencionó varios ejemplos.
En relación al comportamiento del mercado financiero frente a los proyectos climáticos, Guerrero señaló que “los inversores tradicionales, acostumbrados a financiar proyectos simples, de bonos, de empresas constituidas, de años de balance, se encuentran frente a dos problemas porque tienen apetito ilimitado además de ser administradores de terceros, lo que los obliga a generar una rentabilidad a favor de quienes están invirtiendo”. E indicó que, a diferencia de la inversión tradicional, la regla está invertida puesto que se busca financiación a tasa subsidiada.
Tras indicar cómo hay que encarar la conexión entre los proyectos y los inversores que permitan reducir el riesgo y se aseguren al mismo tiempo, Guerrero y Bereciartúa intercambiaron inquietudes en relación a la exposición e indagaron sobre las posibilidades que, en el contexto descripto, le cabían a América latina y las ventajas que presenta la región en relación a la conciencia sobre el cambio climático.
En ese marco, Guerrero detalló cómo está parada la región en relación a la generación de proyectos y cuánto podría capturar de esos u$s 5,4 trillones teniendo en cuenta que América latina puede convertirse en uno de los destinos principales de inversión.