El CAI recorrió el camino del agua
Una comitiva del Centro Argentino de Ingenieros recorrió la Planta Potabilizadora Juan Manuel de Rosas, en el partido de Tigre. Una experiencia valiosa, a un click de distancia.
En tiempos de cambio climático, de crisis energética, qué mejor que conocer desde adentro el trabajo de quienes se ocupan de proveer agua a los habitantes de la Argentina. Con esa premisa, una delegación del Centro Argentino de Ingenieros visitó la Planta Potabilizadora Juan Manuel de Rosas, de Aysa, en el partido de Tigre. Una recorrida por el camino del agua, desde su ingreso al proceso de potabilización hasta el final, lista para entrar en el circuito de distribución.
Aguas y Saneamientos Argentinos, tal el significado de la sigla Aysa (cuyo capital accionario pertenece 90% al Estado Nacional y el 10% restante ha quedado en manos de los empleados a través de un Programa de Participación Accionaria), tomó la determinación de instalarse en la zona de Tigre para mejorar el servicio de esa zona y aledaños, habida cuenta de los lógicos trastornos que ocasionaba la anterior vía de distribución: el agua recorría 40 kilómetros entre Palermo y el Norte de Buenos Aires para que se brindara el servicio de agua potable. Para comprender la envergadura del proyecto, vale el repaso de algunos datos: el predio de la planta tiene 15 hectáreas y durante la obra se colocaron 10.000 metros de pilotes hincados, colocados a 25 metros bajo el suelo para poder comenzar las construcciones de los edificios, etcétera; se utilizaron 180 mil metros cúbicos de hormigón de obra; se realizaron 400 metros cúbicos de excavaciones; se construyeron 45 kilómetros de tuberías de 3,60 metros de diámetro; 2.700 hombres llegaron a trabajar al mismo tiempo, utilizando cuatro millones de horas hombre durante el proceso; y se trabaja con una potencia instalada de 20 mw. Con ese bagaje informativo, el Ingeniero Oscar Vélez, director de Aysa, señaló: “Se organizó esta visita sabiendo que íbamos a conocer características de esta obra, en la que se incorporaron muchísimas tecnologías y en la que hubo un desafío muy grande para la construcción, por todos los obstáculos normales en una obra de esta características”. Y Vélez valoró, sobre todo, los avances tecnológicos a disposición del proyecto: “Aunque esta planta es nueva, realiza procesos convencionales, pero con equipamientos de última generación. Es como comprar un auto último modelo de primera marca: acá los profesionales se han podido dar el lujo de elegir el último equipo, de la mejor tecnología disponible y de última generación”. Una prueba de las tecnologías de las que habla Vélez es el monitoreo del proceso de potabilización: completamente digitalizado, se puede controlar y manejar a distancia a través de computadores. Y más: hasta los usuarios pueden observar on line, por ejemplo, el nivel de tratamiento de aguas cloacales a través del sitio web de la empresa, aysa.com.ar. Entre las innovaciones, una destacable: el sistema de congelamiento que permitió solucionar el problema de filtración de napa en la Cámara 3, la más cercana a la planta. Se trató de un caso de resolución único en la Argentina: la cámara se llenaba de agua de napa, por lo que se realizó una estructura de caños a través de los cuales se pudo congelar dicho agua gracias a la utilización de salmuera a baja temperatura (ver video sobre el proceso de congelamiento https://youtu.be/neUaAv0nW_I?list=PLDJ9QaEW-U9ZWm6Qj8IZ7YCcH2sG2NKo7). A la hora de evaluar la obra en general, el Centro Argentino de Ingenieros encontró una mirada particular: la del Ingeniero Civil y Estructural Caracciolo Villalobos, venezolano él: “Es un regalo la oportunidad de recorrer esta interesante planta. La obra dista mucho de las que se realizan en Latinoamérica, cumple con las formalidades técnicas, es una obra excelente”. ¿Qué hacía un venezolano recorriendo Aysa? A través del CAI, se dio la chance y no la desaprovechó: “Mediante el Centro de Ingenieros del estado de Zulia sabía de la existencia del Centro Argentino de Ingenieros y decidí visitarlo estando de paso por Buenos Aires, coincidiendo con esta visita a Aysa, a la que fui amablemente invitado. Es algo muy bueno lo que hace el CAI, porque el objetivo de los centros de ingenieros es llevar a sus afiliados a profundizar sus conocimientos”.
Los primeros equipos que cobraron importancia en la Plata Juan Manuel de Rosas fueron las dos tuneladoras encargadas de forjar el túnel que conduce el agua cruda desde el río Paraná de Las Palmas hasta su lugar de procesamiento: trabajaron durante casi tres años, avanzando a razón de 25 metros diarios, en un túnel que se completó con anillos conformados por seis piezas de 1,4 de ancho. Todo el proceso fue explicado en la charla inicial, a cargo del Ingeniero Rodolfo Tripelli, quien también explicó que durante los dos primeros años (de 2009 a 2011) la planta operó con agua extraída del Río Luján, a seis kilómetros del lugar de procesamiento, que comenzó a operar con agua del Paraná de Las Palmas recién el 7 de agosto de este año. El motivo del cambio de toma de agua es sencillo: el Paraná de las palmas garantiza cantidad y calidad de agua cruda durante los 365 días del año. El objetivo es cubrir un caudal diario de agua tratada de 900.000 metros cúbicos, equivalente a un caudal de agua cruda (incluyendo los consumos internos) de aproximadamente 39.500 metros cúbicos por hora, previendo un posible crecimiento a futuro, con una expansión hasta un caudal diario de 1.200.000 metros cúbicos (promedio 52.500 metros cúbicos por hora). Los beneficiados: 1.800.000 personas. Para ellos, se están construyendo dos acueductos, con Escobar como destino. Hablando del futuro y de su convivencia con el presente, Javier García Poquet, Ingeniero Industrial recibido en la UBA, integrante de la Comisión de Jóvenes CAI, analiza la visita como “una muy buena posibilidad de ver operatoria de una empresa muy interesante. Tengo presente en la memoria aquellos tiempos en los que se hablaba de grandes proyectos que nunca se terminaban, obras paradas y cada vez que veo algo como esto me siento reconfortado por el trabajo que se hace y que se puede hacer en la Argentina. Por otra parte, es importante compartir con gente de mucha trayectoria una experiencia así. Es la primera vez que hago una visita de este estilo organizada por el CAI y me resultó muy valiosa. Se está tratando de generar este movimiento en el CAI: así como compartimos esta visita con un ingeniero venezolano que se acercó al Centro Argentino de Ingenieros, tenemos que sacarle provecho a la institución y hacer que la comunidad ingenieril participe activamente”.
En el mismo sentido, la Arquitecta Analía Domínguez, miembro de Eidico, empresa de emprendimientos inmobiliarios, también reconoció la experiencia como “muy valiosa desde el punto de vista informativo. Tanto la charla como la información que nos dieron durante la recorrida fueron un gran aporte al conocimiento. También resultó interesante saber cuáles serán las nuevas áreas servidas por Aysa, lo que nos permite programar urbanizaciones en dichas zonas”.