El martes 20 de abril se llevó a cabo el inicio de este ciclo cuya bienvenida estuvo a cargo del Presidente del CAI, Ing. Pablo Bereciartúa, con la moderación del Ing. Juan Yacopino, Presidente de la Comisión de Urbanismo y Vivienda del DT del CAI, y cuyos oradores fueron Fabio Quetglas, Diputado Nacional; el Arq. Damián Tabakman, Presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos y el Arq. Heriberto Allende, Miembro de la Academia de Urbanismo y Arquitectura.
En sus palabras de apertura Bereciartúa destacó que el ciclo “es fundamental y fascinante”, ya que abordará las discusiones acerca de “cómo es el futuro, cómo están cambiando, qué aprendimos en los últimos tiempos y qué puede cambiar hacia adelante”.
Luego, Juan Yacopino, aludió a la necesidad de avanzar sobre una urbanización sostenible y recordó que en la Argentina “tenemos un déficit de 3,8 millones de vivienda y la pandemia la puso como valor fundamental para la salud de nuestros habitantes”. Razón por la que señaló “la necesidad de apoyar el desarrollo y construcción de viviendas seguras, inclusivas y saludables”.
A su turno, Fabio Quetglas, consideró que “frente a la pandemia, la vivienda mostró toda su significación porque la vivienda es un paquete de derechos. No hay derecho a la reunión, a la intimidad, a todo lo demás si no hay vivienda porque la mitad de la constitución entra en ella”.
Tras describir que el problema en la Argentina es financiero subrayó que hasta que el país no tenga moneda, la posibilidad de acceder a la vivienda se ve imposibilitado. Apuntó que, por tratarse de la transacción más importante para el 95% de la ciudadanía, sólo es posible concretarla con asistencia financiera.
“En todo el mundo la vivienda es un producto al que se accede apalancada en el mercado financiero. Sin moneda ese proceso queda abortado y las demás políticas operan en el margen de una anomalia que trata de que la gente tenga su casa pero sin el instrumento que necesita para ello”, destacó.
Damián Tabakman, coincidió en su exposición y recordó que en los países de la región, “la gente compra con hipotecas su casa en Chile, en Uruguay, en Paraguay, en Bolivia, en Perú. Los desarrolladores inmobiliarios de los países vecinos trabajan para la clase media, excepcionalmente lo hacen para otro segmento. Son países que han domado la inflación”, sostuvo.
Repasó que en los últimos 50 años no ha habido oportunidades para recurrir a hipotecas para acceder a la vivienda, con algunas excepciones como el plan Progresar. Y agregó, “no hay que mirar al sistema financiero, a la hora de resolverlo, hay que mirar la macroeconomía”, reiteró.
Fue el turno de Heriberto Allende, actualmente miembro del Instituto de Transporte de la Academia Nacional de Ingeniería y con una amplia trayectoria en temas de vivienda, quien abordó la forma en que fue aumentando la población mundial desde la revolución industrial hasta nuestros días.
Tras señalar que, a partir de la década del ´70, se dio una explosión del crecimiento de las poblaciones, que calificó como “violento”, indicó que ese proceso dio lugar a lo que se conoció primero como megaciudades (de más de 10 millones de habitantes) para luego pasar a las metaciudades (más de 20 millones de habitantes) y los desafíos que se fueron atendiendo en cada momento. Ante este escenario y en función de las necesidades actuales de las urbes sostuvo que es muy difícil anticipar qué sucederá a futuro.
Más allá de analizar las tendencias, Allende mencionó que “dos universidades canadienses pronosticaron qué va a pasar con las ciudades más grandes del mundo en el 2.100 y concluyeron que la ciudad más grande del mundo va a ser Lagos, ex capital de Nigeria”. Y esto se debe a que el planeta ya pasó por diferentes procesos de urbanización.
Recordó que América tiene un índice de 82% de población urbana mientras que el de Europa alcanza al 77%, para luego señalar que Asia llega al 50% mientras que Africa tiene sólo el 43% de la población en zona urbana.
“El gran motor de las migraciones, del crecimiento urbano van a ser Africa y Asia”, indicó para luego destacar que los procesos de las grandes ciudades ha sido traumático y que la agenda actual pasa por el impacto de la globalización, del cambio climático, la huella ecológica, y el crecimiento demográfico, sin olvidar que en el último año se incorporó el impacto del covid.
Cuestionó, en ese sentido, el tema de la densidad poblacional para enfatizar que el problema real es el hacinamiento. Y consideró que los problemas de hacinamiento se dan en la vivienda y en el transporte urbano, los dos puntos que, en su visión, son los que se deben considerar por el impacto que generan en los comportamientos de las personas, concluyó.