En el marco del Ciclo Innovación, coorganizado con la Fundación Avina, el 9 de diciembre se realizó, a través de la plataforma Zoom, la última charla del año.
El orador fue Alfredo Zolezzi, fundador de Plasma Waters Solutions y Presidente de Fundación AZ, y la moderación estuvo a cargo de Pablo Vagliente, Director de Negocios y Finanzas Sostenibles de la Fundación Avina, que en la apertura de la charla – y al presentar a Zolezzi -, reivindicó “el papel de Alfredo, que siempre nos habla de innovación con sentido”.
Ayudado por una presentación gráfica, Zolezzi inició su exposición preguntándose: “¿Por qué, si después de trabajar casi 30 años con la tecnología y la innovación, hemos podido poner en Marte tres Rover que van a estar unos años investigando el suelo de ese planeta, mientras, a pesar de las grandes inversiones realizadas en el mundo, no hemos podido bajar la pobreza? ¿Cómo pudo ocurrir que no hemos sido capaces de generar en forma proporcional avances en mejorar la calidad de vida de las personas que más necesitan? Nosotros no somos ninguna autoridad, somos un centro de investigación, pero pensamos que en América Latina, hemos vivido en una permanente tensión política. Hoy las personas están en el centro, pero no fue la política, fue la tecnología. La misma que nos permitió llegar a Marte, y que está puesta al servicio de las personas permitiéndonos el conocimiento, la información, la educación. Si reconocemos esto, a lo mejor encontramos una explicación para otros tipos de fenómenos que estamos viviendo. La innovación es la expresión básica de la libertad”.
En la charla, Zolezzi explicó cómo empezaron a estudiar qué es lo que está causando la muerte de niños y personas en el mundo, al tomar agua contaminada.
“Existe la crisis del agua. Un niño muere cada 90 segundos en el mundo por tomar agua contaminada, muere por ser pobre. Necesitamos cambiar el modelo de gestión, proponer la innovación con sentido, conectar ciencia y tecnología avanzada, a través de la ingeniería”, señaló.
“Nosotros quisimos contribuir con algo y empezamos a estudiar qué es lo que realmente está causando las muertes de niños y personas en el mundo, al tomar agua contaminada. Y eran virus y bacterias. Y ¿qué es lo que hace la ósmosis? Filtra. Toma un flujo de agua, la hace pasar por unas membranas y retira los contaminantes. Y por supuesto le produce un rechazo y un agua con altos grados de contaminantes que hay que dejar en algún lado. Y este es otro problema. Por otro lado tenemos las lámparas ultravioletas, que cuando están operando a la longitud de onda que se necesita, para que tenga los efectos bactericidas, lo que hace es desactivar las bacterias, no los mata, los desactiva. Entre nada más que tres y cuatro horas, se inicia un mecanismo de auto reparación entre las células, las membranas y las paredes celulares. Y estas bacterias empiezan a regenerarse y a sobrevivir. Por eso es que siempre que se instala un dispositivo para limpiar agua hay una norma que exige poner algo de cloro residual, porque si no las bacterias vuelven a revivir”.
Relató que “al comenzar a estudiar las bacterias, se les ocurrió qué pasaría si tomaban el flujo de agua contaminada y lo transformaban en plasma, es decir, en gases ionizados, y luego pudiéramos volver el plasma nuevamente al líquido, a lo mejor podríamos transformar agua contaminada en agua segura, en flujo continuo. Y no solo eso, sino que eran 10 millones de bacterias que pasaron a 0. Y demás quedaban trazas, que es el material genético de los virus y las bacterias. Además se probó con agua cristalina. Nos dimos cuenta que esta era una nueva tecnología disruptiva, porque nos permitía pasar un flujo de agua en flujo continuo, en plasma y luego en agua segura. Pero también fue disruptiva por otro motivo: pasamos mil millones de bacterias de cólera diluidos solamente en 100 ml. Ni en la naturaleza se encuentra en esta concentración. Era un test muy ácido y lo hizo la Universidad de Montpellier, en Francia. Esas mil millones de bacterias de cólera quedaron en cero en solo quince milisegundos y usando menos energía que un secador de pelo. Habíamos dado con una tecnología que podía revolucionar el mercado del agua. Nos dimos cuenta que esta tecnología ya había sido investigada en el 1900, cuando no había ni internet ni la tecnología que tenemos hoy. Cuando dimos con esta tecnología descubrimos que éramos los primeros. Nunca había habido otros intentos por el costo de energía que se debía utilizar. Como nosotros lo hicimos en flujo continuo, descubrimos que ahí estaba la solución en la cuestión energética. ¿Cómo lo hicimos? Tomamos el flujo de agua, pusimos un filtro muy barato para evitar que pasaran pedazos de residuos grandes. Tomamos ese flujo de agua y lo aceleramos haciéndolo pasar por una tobera. Al pasar por ahí pasaron dos cosas: Al acelerar el flujo, disminuyó la presión y se produjo algo de vacío, pero al mismo, por el cambio brusco en la velocidad, el flujo líquido pasó a una mezcla de gotas y burbujas, nosotros lo que hicimos fue ioniozar las faces gaseosas que se transformaron en un plasma volumétrico, simplemente por acelerarlo. Luego hicimos una descarga eléctrica de cierta frecuencia y ésta, en una condición bifásica, con una condición de vacío, inició plasma. Al llegar a este punto frenamos el campo eléctrico, desaceleramos el flujo, ya no hay vacío, la presión aumenta y volvemos a tener agua sin bacterias. Y hasta por lo menos seis meses después, en esa agua no volvieron a aparecer microorganismos. Por lo tanto habíamos logrado, realmente, un quiebre tecnológico”, explicó.
Contó que enseguida el descubrimiento salió en los medios y detrás llegaron los inversores. También que recibieron ofertas millonarias para vender la patente, sin embargo se negaron a hacerlo y eso les causo algunos problemas económicos. “Y fue ahí donde apareció Fundación Avina, para apoyarnos y alentarnos a seguir por ese camino”.
Por otra parte, Zolezzi presentó otras dos aplicaciones descubiertas tras el uso y ensayo del mismo principio: Plasma Activated Water y Plasma Spectral Analysis
Paran finalizar, Zolezzi expresó: “Sin ingeniería los sueños no se pueden transformar en realidad, sin Avina no se podría hacer innovación con sentido social”