El martes 17 de agosto se llevó a cabo otra edición de este ciclo que en esta oportunidad tuvo como invitado al Dr. Guillermo Jaim Etcheverry, Presidente de la Academia Nacional de Educación, quien dialogó con el Ing, Pablo Bereciartúa, Presidente del CAI, sobre los nuevos desafío que nos presenta la educación.
En el inicio Bereciartúa le preguntó, “¿Qué es la educación?” Jaim Etcheverry, señaló: “Yo estoy usando para definir la educación una frase que es un poco antigua, ‘educar a una persona es ayudarla a aprender a ser, lo que es capaz de ser’. Y creo que es una frase muy feliz porque tiene los dos componentes: la idea de ayudar al otro. Son los padres que ayudan a sus hijos y son los maestros que ayudan a sus alumnos. ¿Y a que los ayudan? A que descubran sus posibilidades como seres humanos. A aprender a ser lo que son capaces de ser. Y en esa tarea de mostrarnos como humanos ingresa algo que me parece interesante y que es el vinculado con la transmisión como herencia. Y ese patrimonio es algo a lo que todos tienen derecho por ser humanos. Esa idea de la continuidad de las generaciones es una idea que se está perdiendo. Debemos mostrarles lo que pueden hacer”, señaló.
“¿Y cómo está la Argentina en la educación?”, preguntó, Bereciartúa.
“No estamos haciendo lo básico. El hecho que los jóvenes que terminan la escuela media no comprenda lo que lee, es un escándalo. No se lo han enseñado ni se lo han exigido. Igual en matemáticas, uno de cada tres no puede resolver un problema de regla de tres simple. Es una tragedia. Tenemos poca gente educada. Cada 100 chicos que ingresan al primario solo terminan el secundario 50. Y además tenemos una gran desigualdad en el bien educación. Y además tenemos grandes problemas de calidad. Y esto no toca solo a un grupo social, sino que atraviesa a todos.”
“Entonces, ¿qué cambiamos?”, quiso saber el Presidente del CAI.
“No depende de un ministro de educación. Son problemas estructurales de la sociedad. Lo primero que hay que hacer es volver a jerarquizar la tarea docente. La Argentina tiene más de mil Institutos de Formación Docente, los países desarrollados tienen 15 o 20, a lo sumo. La tarea se ha ido convirtiendo en una actividad de personas que no han tenido éxito en otras cosas que les interesó y entonces terminan trabajando de docentes. Por eso lo que llevan al aula es muy pobre. Ahí está un punto central. Habría que controlar la calidad de quienes enseñan y habrá que pagarles mejor. Está muy bien que los padres hayan exigido la presencialidad en las aulas en medio de la pandemia, pero ahora hay que ver que
es lo que pasa en las aulas. Porque yo no he visto movilizaciones de padres que exijan que les enseñen más a sus hijos y menos que les exijan más.”