El miércoles 13 de abril, se reinició este Ciclo – que organiza el CAI -, en el cual el Ing. Pablo Bereciartúa, mantuvo un diálogo con el Ingeniero y artista, Joaquín Fargas, cuyas obras, que combinan elementos de los campos artísticos, científicos y tecnológicos, fueron exhibidas en museos, galerías y bienales de muchos países, incluyendo instalaciones, performances, talleres y conferencias académicas en diversos países.
En el inicio, Bereciartúa preguntó cómo veía el rol del arte en la educación.
Fargas dijo que “el arte debe cruzar varios caminos, de hecho la ingeniería no está exenta de la creatividad y el pensamiento alternativo, que es producto de un cruce de variados entendimientos científicos. Lo que el autor apunta a hacer con el arte son preguntas que lo movilicen como persona, encarado desde su triple rol de ingeniero, divulgador y artista, e intentar ofrecer con su obra la capacidad de transformación y la toma de conciencia sobre la conservación y cuidado del medioambiente a nivel individual y colectivo”.
En cuanto al desafío que plantea la tensión entre la transición energética y los cambios climáticos, Bereciartúa le pidió su propia visión de cómo el arte puede interactuar con ese diálogo.
“El arte puede ser un disparador para muchas cosas, – respondió Fargas -, entre ellas, generar conciencia de una cultura ambiental en donde se utilicen energías solares y eólicas, como herramientas para lograr propósitos humanísticos”. Y mencionó como ejemplo, “la construcción de un robot solar que tuvo por tarea proteger los glaciares, una noción de ‘robot artístico’ con incidencia en problemáticas ambientales vinculadas con el agua, que pudiera intervenir desde la tecnología en estas causas.”, explicó.
En otro tramo de la charla, Fargas se preguntó si “como seres humanos estamos preparados para utilizar el tiempo libre, con proyectos que sean el resultado de un pensamiento situado en el límite de la verosimilitud, para poder aplicar en un futuro inmediato”. En ese sentido explicó que “la perspectiva del arte puede tener un soporte en los avances tecnológicos para desde ese lugar, ofrecer respuestas a la supervivencia humana, lo cual plantea una interesante paradoja. Un ejemplo de este concepto – agregó – es el proyecto ‘Robotika, The Nannybot’, un robot con inteligencia artificial que tiene por función la preservación de la raza humana, lo cual, controversialmente, desafía los límites del concepto sobre la humanidad, ya que el proyecto está planteado para que un robot pueda portar embriones en criopreservación con el fin de llevar la vida humana hacia los lugares más recónditos del Universo.”