En el marco de la “Noche de los Museos” el histórico edificio de Cerrito 1250 se convirtió en sede de una exhibición que incluyó arte, performances, tecnología y un espectáculo coral.
El emblemático edificio del Centro Argentino de Ingenieros abrió por primera vez sus puertas al público a través de una serie de actividades para toda la familia de la que participaron más de 500 personas. Fue en el marco de la última edición de la tradicional “Noche de los Museos”, uno de los eventos culturales más esperados y concurridos de Buenos Aires que tuvo lugar el último 22 de octubre.
Los visitantes pudieron recorrer los imponentes salones ubicados en la planta baja de la histórica sede de Cerrito 1250, donde el CAI funciona desde 1931. Construido en 1906 por el arquitecto Alejandro Cristophersen, el edificio de estilo academicista se presenta como una verdadera joya del patrimonio arquitectónico porteño con sus escalinatas de mármol, su herrería artística y sus fabulosas luminarias y vitraux.
“Pensamos que la apertura podía ser una excelente vía para compartir este palacio y la historia del país y la ciudad, acercando también la ingeniería a la sociedad”, reflexionó el ingeniero Pablo Bereciartúa, presidente del CAI, entusiasmado con la afluencia de público. “Es una forma de invitar a que todo el mundo conozca a la institución más antigua de la ingeniería argentina –agregó-, poniendo a la vez el acento sobre la tecnología que hoy nos cambia la vida”.
Arte, música, teatro y tecnología
El evento incluyó una programación de lujo de la que formaron parte varias actividades. Para empezar, en el hall central del edificio pudo verse el “Proyecto Biósfera”, una sugestiva instalación en la que el artista e ingeniero Joaquín Fargas despliega una serie de esferas transparentes que en su interior contienen ecosistemas de humedales de la zona del Paraná de las Palmas.
“La meta es que nos pongamos en el lugar de ‘gigantes’ que miran la Tierra desde afuera y nos hagamos preguntas. Estas esferas terminan representando en una escala infinitesimal nuestro propio planeta. Y al ver ese espacio totalmente cerrado, entendemos que los recursos que tenemos son los que están ahí adentro: no hay más”, conversó el propio Fargas con el público durante la muestra.
Mientras tanto en el salón San Martín se presentaba “Intersecciones”, una performance con idea y dirección de Virginia Mihura y Claudio Mattos y directamente conectada con el cambio climático. “Este proyecto fue especialmente pensado para esta Noche de los Museos 2022 enfocada en la sustentabilidad y también para esta sala bellísima”, reveló Mattos. La obra –que entre otras cosas se dedicó a repensar el vínculo entre arte e ingeniería- incluyó música en vivo, juegos de luz, el notable trabajo actoral de Nadia Fürst y también la voz de una niña, que según Mihura “nos parecía la más autorizada para plantear una serie de preguntas acerca del futuro”.
El coro de adultos “St Brendan’s Open Choir”, del colegio del mismo nombre de Belgrano, deleitó a los asistentes con un repertorio de música popular en inglés y español con clásicos como California Dreamin’ de The Mamas and The Papas, Bienvenidos al tren de Sui Generis y Hallelujah, de Leonard Cohen. “Estamos felices de que nos hayan invitado a cantar esta noche en este magnífico edificio”, expresó el director de la agrupación, Diego Sarquis.
La tecnología tampoco quedó afuera: en el acceso al palacio el público pudo acercarse a ver de cerca la Renault Kangoo Z.E., vehículo pionero en movilidad eléctrica para utilitarios en el país, que con cero emisiones se transforma en una alternativa real para el cuidado del medio ambiente. Los visitantes dialogaron con los representantes de la marca y se mostraron interesados tanto en sus características como en el cargador eléctrico ABB, e incluso pudieron -mediante código QR- acceder a una calculadora virtual que permitía estimar la autonomía y el tiempo de carga de la batería.
Proyectados hacia el futuro
La Noche de los Museos fue una oportunidad para dar a conocer el futuro del edificio del CAI a través de un ambicioso proyecto que no solo pondrá en valor la sede actual, sino que contempla la construcción de cerca de 7.500 metros cuadrados que se destinarán a un centro de innovación.
De cara al desafío de añadir los metros adicionales sin afectar significativamente la fachada ni el interior del palacio se organizó un concurso que despertó la presentación de 26 anteproyectos, entre los cuales fue elegido el de los arquitectos Javier Socolovksy, Miguel Cocco y Mariano de la Mota por un calificado jurado del que formaron parte autoridades del CAI, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Sociedad Central de Arquitectos.
“Decidimos nombrar al nuevo espacio con las mismas siglas del CAI: será el Centro Argentino de Innovación”, explicó al respecto Bereciartúa. “La innovación es el gran tema de las economías actuales. Y pensamos que desde este preciso lugar podemos marcar un eje clave entre un edificio histórico y un espacio del futuro, organizando actividades en las que confluyan el sector privado, el público y la sociedad civil, siempre con foco en el conocimiento. Estamos en un momento de cambio, y partiendo de nuestros 127 años de historia buscamos proyectar el futuro”.