El jueves 8 de abril se llevó a cabo esta charla, organizada por la Comisión de Tecnología, Innovación y Transformación Digital, del DT del CAI, cuyos oradores fueron Ana Valero, directora de Política Regulatoria Hispam en Telefónica, y Edmundo Poggio, consultor y referente en la industria de las telecomunicaciones, con la moderación de la Ing. Marina Rosso Siverino, vicepresidenta del DT.
Valero inició su ponencia menciondo los desafíos a los que se enfrenta el sector teniendo en cuenta que hay zonas donde no se ha llegado con conectividad, mientras en otras hay que mejorar la calidad. “Este reto no es sólo de América latina sino de todo el mundo porque se trata de los despliegues de fibra óptica que soportarán a las redes 5G y a la ola de inversión que vendrá con 5G”.
Subrayó que es necesario “llegar a los que no están conectados. Tenemos desafíos en banda ancha fija domiciliaria, en penetración y en velocidades y eso va a venir a través de los despliegues y de la inversión”. Por esa razón, planteó que las políticas públicas deben cumplir un rol clave para fomentar las inversiones, garantizar la sostenibilidad de la industria y generar el flujo de inversiones que se necesitan para cumplir con esos objetivos.
Apuntó que Telefónica viene trabajando en el desarrollo de nuevos modelos de negocios y operativos “que permitan avanzar en un mejor uso de los recursos disponibles porque tenemos necesidades de inversión con recursos limitados”, insistió.
Estos nuevos modelos se orientan en tres ejes: llevar mejor conectividad a las zonas rurales, buscar mecanismos más eficiente de los recursos tal como sucede con la compartición de infraestructura con terceros, y atraer nuevos recursos a la industria que permitan que más compañías puedan efectuar despliegues de fibra óptica.
El caso de Internet para Todos, en Perú, proyecto impulsado por Facebook y Telefónica con el auspicio del BID y la Corporación Andina de Fomento (CAF), fue uno de los ejemplos que Valero mostró como nuevas formas de llevar conectividad a las zonas más alejadas.
Hizo hincapié en varias oportunidades en el rol que cumple la política pública porque, dijo, “la inversión le teme a la falta de certidumbre. Hay que pensar en cómo atraer recursos para invertir, para desplegar, para hacer innovación y facilitar los nuevos modelos. La certidumbre jurídica y normativa son claves”.
Destacó que los modelos basados en co-inversión están avanzando a mucha velocidad y, en ese marco, subrayó que “en todo lo que tiene que ver con despliegues no podemos dejar de hablar de la relevancia que tiene facilitarlos, en tener agilidad para la obtención de los permisos. Cuando hablamos de escasez de recursos, de necesidad de inversión, el acceso a los servicio es un elemento clave”, concluyó, en alusión a los obstáculos que suelen encontrarse en los municipios a la hora de pedir permisos para habilitar obras y demás tareas vinculadas con la construcción de nueva infraestructura.
Luego fue el turno de Edmundo Poggio quien tras repasar lo realizado por los países en los últimos años en relación a los despliegues de banda ancha abordó la cuestión teniendo en cuenta los costos y el retorno de la inversión, condiciones ineludibles cuando se trata de construir infraestructura.
Indicó que la situación resulta compleja en países de grandes extensiones, como la Argentina, puesto que el costo de la fibra óptica se mide entre casas pasadas y casas conectadas y todo ello en función de la densidad poblacional que, a su vez, está determinada por la distancia en que se encuentra. Variable que se debe sumar, a su vez, a otra no menos relevante tal como es la cobertura.
“Si queremos generar competencia de infraestructura y que cada empresa tenga su propia fibra, entonces si la empresa se propone llegar al 40% pondrá cajas de manera proporcional al mercado que piensa cubrir. Pero si, luego, quiere más de ese 40% va a tener que hacer prácticamente otra red. Por eso compartir red es importante, el tema es ver cómo se puede hacer”, afirmó Poggio, quien hoy se desempeña, además, como asesor de la subsecretaría de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la Nación.
Luego describió los distintos niveles de las redes, el pasivo y el activo, con los componentes que lo conforman en cada caso, y las alternativas que se abren si se busca compartir esas infraestructuras, también a nivel pasivo y activo. Fue el marco para referir a las redes de acceso abierto y las ventajas que hoy ofrece en la búsqueda de ampliar despliegues.
Explicó que estas redes permiten “habilitar a múltiples proveedores de conectividad a servicios mayoristas en la red de acceso local, lo que les permite llegar al suscriptor sin la necesidad de desplegar una nueva red de acceso de fibra”. A esto se suma que la estructura de precios al por mayor es transparente y la misma para todos los proveedores, además de permitir que la infraestructura pasiva de acceso abierto, como conductos, alcantarillas, postes y fibra oscura, da la oportunidad de compartirla e implementar las propias infraestructuras además de brindar servicios.
Planteó que cada modelo de negocio –verticalmente integrado, operador mayorista y propietario de red pasiva- tiene sus propios desafíos pero que terminan siendo una buena alternativa para lograr los objetivos de conectividad que se propongan los actores involucrados.
Luego de las exposiciones se dio un debate no sólo entre Valero, Poggio y Rosso Siverino sino también entre los participantes que dejaron en evidencia la necesidad de encarar nuevas discusiones para alcanzar los objetivos de conectividad, tanto conectar a los no conectados como mejorar las prestaciones a quienes ya lo están.