En el marco de las Charlas CAI, el jueves 21 de octubre Julián Maldonado Morello, Technology Program Manager & Flight Physics Integrator de Airbus, brindó una charla sobre Flying Boats – Tecnología aeroespacial en la industria naval, en la que contó cómo la compañía de aviación se involucró en la competencia de vela más importante del mundo, la Copa América, como una forma de mostrar las capacidades de sus equipos de ingeniería lo que, a su vez, reveló las posibilidades que la aeronáutica tiene para ofrecer a la industria naval.
Explicó cómo surgió el proyecto en el que Airbus decidió participar en esta regata de catamaranes que, por el diseño que tomaron a partir de 2004, prácticamente “volaban en el agua”, describió. Se trata de embarcaciones que se montan sobre hélices. Fue esta característica lo que, justamente, incentivó a la fabricante de aviones para participar en la famosa Copa América.
“Airbus decidió participar de esa competencia apoyando a un equipo norteamericano y quería ganar, por una estrategia de márketing, dada la gran competencia con Boeing”, contó Maldonado Morello. Al tener que diseñar un barco que volaba sobre el agua había muchos puntos de contacto con la ingeniería aeronáutica. “Si bien es verdad que la energía naval también está involucrada, los barcos de estas regatas tienen similitudes, inclusive, con los autos de la Fórmula 1”, amplió.
Dio detalles sobre la relevancia de la competencia y, a través de videos e imágenes, los paralelismos existentes a la hora de diseñar un barco de estas características y un avión. El catamarán está impulsado por un ala que, al incorporar tecnología aeronáutica para mejorar la performance del barco, resultaba estratégica desde el punto de vista del desarrollo para resolver problemas similares a nivel de la mecánica, la aerodinamia, el bajo peso de los materiales y la ejecución de tests.
La preparación para esa primera competencia en la que participó Airbus, en 2017, demostró cuán similar era diseñar un barco o un avión: el 72% del catamarán se fabricó sobre fibra de carbón, en un nivel idéntico al de los aviones; y el sistema que levanta el barco necesitó un sistema hidráulico similar al empleado en los aviones.
“Usamos tecnología de impresión en 3D para simplificar piezas y ganar peso. La parte aerodinámica también permitió ver que las herramientas y materiales son similares entre el barco y el avión”, agregó el experto. Para llevar adelante este proyecto se conformó un equipo de 30 ingenieros.
Maldonado Morello mostró las características del foil diseñado en esa oportunidad, y cómo fue sometido a grandes esfuerzos para comprobar si, efectivamente, el barco iba a poder ser maniobrado tanto con bajas como con altas velocidades del viento.
Pese a las grandes similitudes entre diseñar un barco que vuela sobre el agua y un avión, Maldonado Morello indicó que hubo que hacer un trabajo de adaptación importante en el sistema de captación de datos al mundo marino “porque los sistemas de vuelo no están acostumbrados a ese ambiente donde, además, el agua es salada. La captura de datos debía realizarse desde una lancha pegada al barco que operaba como una sala de telemetría y hubo también que adaptar el sistema a ese formato”.
Aunque esa competencia no se ganó, hubo lecciones aprendidas no sólo sobre cuestiones de ingeniería sino también acerca de cómo se posicionan los ganadores a la hora de defender el título, y cómo quienes quieren ganar deben apostar a la innovación para lograr el objetivo. “Vimos que el diseño del foil es fundamental para la performance del barco. Y debe ser flexible en términos estructurales. Era muy bueno para algunas condiciones específicas de viento pero no para otras”, explicó.