Una delegación del Centro Argentino de Ingenieros realizó una visita a la planta de Villa General Savio, incluso recorriendo el Alto Horno 2 por dentro. Una experiencia única. Conocela aquí.

Los cascos colocados, también los auriculares para poder oír cada palabra del guía incluso estando a metros del corazón del Altor Horno 2 de Ternium Siderar. La visita a la ciudad del fuego y el acero está en marcha. Una delegación del Centro Argentino de Ingenieros tuvo la oportunidad de conocer por dentro los secretos de la confección de aceros planos largos en una de las fábricas más importantes del mundo, que ocupa 572 hectáreas en Villa General Savio, partido de Ramallo.

La imagen descripta no es una exageración: al entrar a la planta de Ternium Siderar se pueden apreciar decenas de construcciones, cientos de automóviles, docenas de vagones y, llegando hasta el río Paraná, hasta barcos. Más que una fábrica, es una ciudad. En ella, Juan Carlos Gardella y el Ingeniero Elio Patti fueron los encargados de dar a conocer a la comitiva del CAI, los detalles del funcionamiento de una planta que produce 2.750.000 toneladas de laminado caliente por año, utilizados para la fabricación de garrafas, chasis, llantas, heladeras, pisos de colectivos y camiones, entre otros productos.

En la charla inicial, Gardella y Patti describieron la historia de la empresa (pertenece al grupo Techint que adquirió la acería estatal Somisa). Las principales inversiones en la actualidad son referidas a higiene y salud, control de medio ambiente, mejora de calidad y mayor producción. Por supuesto, gran parte de la exposición se centró en el proceso de fabricación de las láminas de acero, atrapando a la audiencia presente.

En micro, dadas las largas distancias entre sectores, la recorrida tuvo constante interés, con dos puntos cúlmines: el Alto Horno 2 y la máquina de colada final, donde se pudo apreciar el final del proceso de fabricación de los planchones de acero, que miden 200 milímetros de espesor, 6 metros de largo, entre 760 y 1600 mm de ancho y tienen entre 7 y 14 toneladas de peso.

El ingreso al Alto Horno 2, sección a la que sólo accede personal de planta, permitió ver de cerca el corazón del acero, donde, a 1.451 grados de temperatura se funde el material que luego saldrá a la venta. A escasos metros, la comitiva pudo sentir el calor y ver a los materiales sólidos convertirse en rojo líquido. El horno, tiene una altura de 28,5 metros (85 contando las chimeneas) y 11 de diámetro. En él se procesan 5200 toneladas diarias. En el Alto Horno 1 se procesan 2350 toneladas diarias.

Entre los miembros del CAI presentes hubo uno que vivió la visita con especial sensibilidad: el Ingeniero Raimundo Heber González García volvió después de 40 años a la planta, a la que ingresó a trabajar como cadete cuando era Somisa y tenía 17 años, y se desempeñó allí desde 1953, participando de su construcción desde los cimientos, hasta 1974. “Viví esta visita en forma diferente al resto, con una emoción tremenda. Es que yo vi, por ejemplo, el crecimiento de la planta desde alisado del terreno, que tiene tres niveles (puerto, alto horno y zona de servicios). Vi el montaje de lo que es la fábrica… Volví a recorrer lugares que me dieron mucha nostalgia, para colmo guiado por Elio Patti, con quien trabajé, fue muy fuerte”, admitió González García, ingeniero mecánico, socio del CAI desde 1970, donde supo integrar la Comisión de Enseñanza.

A su vez, Hugo Echegaray, Jefe del Departamento de Obras de Arte (puentes y alcantarillas) de Vialidad Provincial de Entre Ríos, admitió que “cuando nos llegó la propuesta del CAI para conocer por dentro Ternium Siderar ni lo dudamos. Era una oportunidad única y realmente valió la pena realizar esta visita. Toda la delegación que pudo participar de este experiencia quedó muy conforme, sobre todo los Ingenieros jóvenes, muchos de ellos recién recibidos. Ojalá que se pueda volver a realizar una visita a esta planta, porque es tan grande, que tiene cuestiones técnicas a conocer que serían muy valiosas”.