Agua 4.0. ¿Cómo podemos repensar el uso del agua y que oportunidades tenemos en Argentina?
El día 6 de octubre se llevó a cabo una nueva edición de este Ciclo moderado por el Ing. Pablo Bereciartúa, y en el que se nombra a un nuevo Socio Honorario del CAI, de acuerdo al mandato de la Comisión Directiva. En esta edición se nombró al Profesor David Sedlak, integrante del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de UC Berkeley y Director del Centro de Agua y Director Adjunto del Centro de Investigación de Ingeniería de NSF, con esta distinción.
Luego, el Ing. Bereciartúa inició esta Charla: “Permítame comenzar esta conversación con su libro ‘Agua 4.0’ (Water 4.0), que acerca de cómo la humanidad ha lidiado con el agua y lo que puede ser el futuro y los desafíos. ¿Puede compartir con nosotros cuál es la idea principal que quería transmitir en el libro?”, preguntó.
“Nunca, realmente, me propuse ser un autor de un libro popular. Pensé que, si alguna vez escribía un libro, probablemente sería de texto para mis estudiantes o algo así, pero cuando comencé a trabajar en California sobre temas relacionados con la escasez de agua, me encontré interactuando mucho más con miembros del público y explicándoles algunas de las ideas y tecnologías, para mejorar la seguridad del agua, y me di cuenta de que la gente tenía sed no solo de agua, sino de conocimiento sobre lo que estaba sucediendo. Luego de dar varias charlas importantes en público me di cuenta de que había más allí que solo una charla de 20 minutos, había un libro completo, así que me tomé un año sabático y escribí este libro ‘Agua 4.0’. Al principio no sabía cuál podría ser el título del libro, pero después de leerlo me quedó claro que la forma en que los sistemas de agua han cambiado a lo largo de la historia en el mundo es en respuesta a una crisis, y cada vez que una gran crisis sucede, surge una gran idea y hay un consenso en que el problema debe resolverse. Eso se convierte en la nueva versión del agua, así que en la primera versión de agua o agua 1.0 le doy crédito a los romanos, pero podríamos mirar a los Persas o los Chinos, o podríamos mirar a las sociedades mesoamericanas y ver, que cuando vives en grandes poblaciones y ciudades, se necesita un suministro externo de agua, por lo que los romanos crearon sus acueductos y sus sistemas de distribución y fuentes. Esa es realmente la forma en que la mayor parte del mundo obtiene su agua ahora. Obtenemos agua de lugares distantes y la distribuimos, y después de utilizarla la ponemos en alcantarillas y la mandamos al océano. La segunda crisis del agua sucedió cuando el mundo comenzó a crecer en población, se expandió y la gente comenzó a enfermarse cuando se expuso a los desechos de las comunidades río arriba. Así el cólera y la fiebre tifoidea venían de las ciudades río arriba que volcaban sus aguas residuales en el suministro de agua de las ciudades río abajo. A finales del siglo XIX, los ingenieros, principalmente en América del Norte y Europa, tuvieron la idea de las plantas de tratamiento de agua potable y en 20 o 30 años ninguna ciudad rica del país pensaría en construir un suministro de agua sin instalar un filtro lento de arena o clorar el agua. La tercera revolución del agua fue a fines de la década de 1960 y principios de la de 1970, cuando la gente tomó conciencia de los efectos de la contaminación del medio ambiente y que no todo provenía de las aguas residuales, sino también de la industria y de la agricultura. La solución obvia o una forma de marcar una gran diferencia en la matanza de peces y la contaminación, en ríos y lagos, fue instalar plantas de tratamiento de aguas residuales. Así, en los EE. UU., Japón, Australia y Europa Occidental, en un período de 30 años, todas las ciudades construyeron plantas de tratamiento de aguas residuales y eso mejoró la calidad del agua. Si se mira alrededor del mundo, tal vez en otras partes, en Asia, África o América del Sur, esas revoluciones fueron más lentas o todavía están en proceso de llegar. He experimentado aquí, en el suroeste y oeste de los Estados Unidos, ‘Water 4.0’, esta cuarta revolución en el agua y es una revolución donde pasamos del sistema lineal de llevar agua a las ciudades, usarla, tal vez tratarla y desecharla a un sistema circular donde se trata el agua que llega a las ciudades y se regresa al suministro de agua. Aquí, en California, estamos reciclando mucho más de nuestro fluido de aguas residuales o estamos capturando el agua de lluvia, que cae en nuestras ciudades, y lo ponemos en el suministro de agua en lugar de ponerlo en el río, y esta idea se está convirtiendo en la cuarta revolución del agua. Algunas personas se refieren a ella como los sistemas de agua del futuro, pero esta idea creo que se convertirá en más popular y será más común en todo el mundo en los próximos años. Eso es lo que escribí en el libro”, relató.
“¿Ve una nueva forma o incluso una revolución en el vínculo entre el agua y la gestión del agua y la energía?”, consultó el presidente del CAI.
“Hay muchas formas diferentes en las que el agua y la energía están interrelacionadas y, tradicionalmente, la más obvia era que usábamos agua para enfriar plantas termoeléctricas, pero como nos estamos alejando de quemar cosas para generar electricidad y nos estamos moviendo a la energía solar, eólica y de hidrógeno, se liberará mucha agua que solía usarse para enfriamiento. También está el nexo agua-energía del que la gente habla y creo que, desde el punto de vista del suministro de agua, la cuestión de la intensificación de los procesos de tratamiento del agua y lo que esto significa para la demanda de electricidad y las emisiones de gases de efecto invernadero. Por ejemplo, solíamos pensar que la desalinización del agua de mar era posiblemente una idea peligrosa porque consume mucha electricidad y genera muchas emisiones de gases de efecto invernadero, pero en las últimas dos décadas la intensidad energética de la desalinización del agua de mar, se ha reducido en aproximadamente un factor de tres y se está acercando al límite termodinámico, por lo que construir una planta desalinizadora moderna de agua de mar, produciría agua con tres o cuatro kwh por metro cúbico que se compara con los 3 o 4 kwh en Los Ángeles para bombear agua a la ciudad. De repente, las cosas que parecían demasiado intensivas en energía comienzan a convertirse en atractivas porque el costo de bombear agua a las montañas no disminuirá en el futuro, pero el costo de la desalinización puede que siga cayendo un poco más. La otra parte es que con una mayor imprevisibilidad sobre los patrones climáticos nos encontramos con limitaciones en nuestra capacidad para generar energía hidroeléctrica. En Brasil y en muchas partes del mundo la hidroeléctrica es una fuente de electricidad muy importante pero cuando tienes una sequía tienes que elegir entre generar energía o proporcionar agua para las personas. Esto nos empuja a mirar alternativas como la energía solar”, finalizó Sedlak.