Se realizó en el CAI el coloquio como etapa final de la 19ª edición del Premio de Pre Ingeniería. Conocé a los ganadores.
El Centro Argentino de Ingenieros llega al final del año con uno de sus emblemas premiando a estudiantes que representaron a gran parte del país. El proyecto ganador de la 19ª edición del Premio Pre Ingeniería 2018 estuvo a cargo de una joven representante de la Universidad Nacional de La Rioja; el segundo puesto fue para quien fue la cara de la Universidad Nacional del Sur; y el tercer galardón recayó en un equipo de la Universidad Nacional de Salta.
Para esta edición del Premio Pre Ingeniería, cuyos coloquio y premiación se llevaron a cabo el pasado 16 de noviembre, se habían recibido 28 trabajos de 13 universidades, de las cuales 5 pertenecen a diferentes facultades regionales de la UTN, otros 5 pertenecen a facultades de universidades nacionales de diferentes provincias argentinas y 3 pertenecen a universidades privadas. Los trabajos presentados, de autoría individual y grupal, reunieron un total de 48 participantes para la etapa de evaluación en la que colaboraron 21 evaluadores, cada uno especializado en el tema del trabajo.
Luego, en una reunión conformada por la comisión de Premios y Becas del CAI y los evaluadores, se seleccionaron 10 trabajos para competir en la etapa definitoria del coloquio, de los cuales, 2 no pudieron presentarse físicamente a defender en el coloquio, ya que por la calidad de sus trabajos de investigación se encuentran trabajando en Europa. Por ende, el día del coloquio se defendieron 8 trabajos, con participación de 14 concursantes, representantes de la Universidad Tecnológica Nacional regionales de Avellaneda, Bahía Blanca y San Nicolás, de la Universidad Nacional de San Martín, de la Universidad Nacional de Salta, de la Universidad Nacional de La Rioja, de la Universidad Nacional del Sur y de la Universidad Argentina de la Empresa.
El coloquio se desarrolló en paneles de media hora para cada uno de los trabajos, que constaron de 20 minutos de exposiciones libres, en los que se incluyeron prototipos, presentaciones y el material que consideraron necesario los participantes, además de 10 minutos de preguntas del jurado. Concluida esa instancia, el Jurado eligió a los ganadores. El primer lugar fue para Dalma Gabriela Tobares Torres, de la Universidad Nacional de La Rioja, con la formulación y evaluación de un anteproyecto de elaboración de snack a base de harina de quinoa. En segundo lugar, obtuvo el premio Lucila Lang, de la Universidad Nacional del Sur, con una aplicación para celulares para el reconocimiento de billetes para usuarios no videntes. Por último, el tercer premio correspondió a María Florencia Barrientos, Javier Humberto D’Andrea Villareal y Roque Maximiliano Domínguez Castro, de la Universidad Nacional de Salta, con el diseño y evaluación de proyecto para la producción de vainillina a partir de residuos lignocelulósicos de la industria azucarera. La ganadora, Dalma Gabriela Tobares Torres (representante de la Universidad Nacional de La Rioja), contó: “Al enterarme del concurso entré a la web del CAI y pude ver todos los beneficios que hay para los ingenieros. Me entusiasmé con la posibilidad de poder participar e indagué sobre el Premio y los ganadores de años anteriores. Mi trabajo se denominó “Formulación y evaluación de un proyecto de elaboración de un snack a base de harina de quinoa” y nació del entusiasmo, compromiso y motivación que sentía por ofrecerle al consumidor un alimento que cumpla con las expectativas sensoriales y nutricionales, de alta calidad y seguro. El mismo estuvo dirigido al público en general, personas celíacas, veganas y vegetarianas y personas con hipertensión. Mi trabajo final generó un impacto positivo y auténtico en la sociedad, en el ambiente y en la economía regional”.
Por su parte, Lucila Lang (25 años; ingeniera en sistemas de computación recibida en la Universidad Nacional del Sur) fue la ganadora del segundo premio gracias a un “proyecto que consiste en el desarrollo de una aplicación en Android que le permite a las personas no videntes identificar billetes argentinos y tarjetas de diferentes entidades como tarjetas de bancos, la Sube y la Credencial Universitaria. La idea surgió en base a la problemática planteada por un joven no vidente que sufría esta limitación en su vida cotidiana”. ¿Cómo llegó al CAI? Lang lo cuenta: “Mi director de proyecto, el Dr. Martín Larrea, me propuso participar. Conocía al CAI como institución pero no tenía presente este concurso. Ni bien me comentó de qué se trata me entusiasmé y me resultó muy interesante la idea de poder participar. Resulta muy motivadora esta propuesta del CAI para los jóvenes que estamos iniciando nuestra carrera profesional y que le ponemos mucha pasión a lo que hacemos. Ya el hecho de poder participar y quedar preseleccionada entre los mejores fue un orgullo para mí. Además, es una excelente oportunidad de conocer una entidad de tal magnitud y vincularnos a ella”. Y analizando los trabajos presentados, evaluó: “Me sorprendió enormemente la gran diversidad y originalidad de los proyectos. En la presentación había ingenieros de una gran cantidad de áreas como química, alimentos, electrónica, civil, bioingeniería, que me ampliaron enormemente el panorama sobre cómo se puede brindar una solución a un problema dándole una aplicación en concreto a la ingeniería desde cada rama”.
Protagonistas del tercer premio, María Florencia Barrientos (24 años) y Roque Maximiliano Domínguez Castro (25), ambos ingenieros químicos recibidos en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Salta, llegaron a la premiación con un proyecto titulado “Producción de vainillina a partir de residuos lignocelulósicos de la industria azucarera”: el mismo busca darle un valor agregado al bagazo (residuo que se produce en enormes cantidades en los ingenios azucareros del norte del país), obteniendo de él vainillina (componente principal de la esencia artificial de vainilla: hoy su demanda se ve satisfecha totalmente por importaciones) a través de un complejo proceso fisicoquímico. “Pudimos determinar que emplazar una planta productora en el norte es factible tanto técnica como económicamente, obteniendo buenos índices de rentabilidad”, asegura Domínguez Castro. Y Barrientos valora el concurso: “Es muy importante el espacio que genera el CAI, porque todo lo que incite a pensar nuevas metodologías para mejorar la calidad de vida del individuo y la sociedad es muy valioso. No es disparatado animarse a pensar en grande para que podamos avanzar juntos como Nación”. Acerca del CAI, Domínguez Castro admitió: “Conocía a la institución pero no sabía del premio. Cuando decidimos participar, entramos a la página del CAI para ver si había alguna noticia sobre años anteriores. Nos interesaba saber cómo era el coloquio y qué tipos de proyectos se presentaban”. Y ambos, en coincidencia, afirman: “Este tipo de actividades o eventos son muy importantes para los jóvenes profesionales con alma de emprendedores. Terminar un proyecto de ingeniería ya es una satisfacción enorme, pero que una institución como el CAI lo reconozca y lo premie es algo que no tiene precio. Es una enorme motivación. Tanto la experiencia como la convivencia con los otros participantes fueron hechos memorables y maravillosos en nuestras vidas. Una de las cosas más lindas que me llevo del día del concurso es el haber compartido un espacio común con personas que aprecian el valor del otro, del prójimo, de la sociedad, y que saben cuán importante es la ciencia aplicada para lograr una vida plena y digna”.
Los miembros del jurado fueron los ingenieros Pablo Víctor Rego, Marcelo Bróccoli, Julio Pedro Ortiz, Juan José Sallaber, Horacio Salgado, Raúl Bertero y Nicolás Vicente Gallo (Presidente de la Comisión de Premios y Becas). A su vez, el cuerpo de evaluadores estuvo con formado por los profesionales antes nombrados, junto a los ingenieros Joaquín Caveda, Rosa Zapata Sirvent, Ramón Zapata Sirvent, Antonio Cadenas, Carmen Cadenas, Gabriel Martins, Luis Fernández, Mariano Tondi, Rubén Chernisky, Christian Gutiérrez, David Castiglioni, Marina Rosso Siverino, Alejandro Nazar Anchorena, Franco Spizzirri, Alejandro Alfici, Carlos Fallet y Luis Giménez. Con esta 19ª edición del Premio Pre Ingeniería, el CAI reafirma una vez más su presencia y activa promoción de la ingeniería en todo el territorio nacional. En estos 19 años se han presentado más de 500 trabajos, correspondientes a unos 105 institutos universitarios participantes. Estos trabajos, como se recordará, corresponden a proyectos inéditos de investigación y desarrollo en el ámbito de la ingeniería, producidos por alumnos de los últimos años de las universidades argentinas. Los distintos trabajos presentados muestran que la formación universitaria orientada a la investigación aplicada exhibe patrones semejantes de calidad en todo el territorio nacional, ya sea en instituciones públicas como privadas.