Invitados por el CAI, un grupo de socios pudo conocer el obrador del segundo emisario del mencionado arroyo, en Costanera Norte.
Una gran obra requiere de ingeniería, y si está presente la ingeniería, allí está el CAI: en esta ocasión, una comitiva de socios del Centro Argentino de Ingenieros realizó una visita técnica a la obra del segundo emisario del Arroyo Vega, cuyo fin es duplicar la capacidad de escurrimiento del agua de lluvia hacia el Río de la Plata y mitigar las inundaciones en las comunas 11, 12, 13 y 15, lo que beneficiará a 315.000 vecinos de los barrios de Belgrano, Coghlan, Colegiales, Palermo, Villa Urquiza, Villa Ortúzar, Chacarita, Parque Chas, La Paternal, Villa Pueyrredón, Agronomía y Villa Devoto, pero con un alcance de 1.000.000 de ciudadanos beneficiados entre comerciantes y empleados de la zona que no residen en los mencionados barrios, cuya única “protección” hasta el momento es el primer emisario del Maldonado, construido en 1940.
El jueves 28 de junio, los socios del CAI visitaron el obrador ubicado en Costanera Norte e inicialmente participaron de una charla técnica brindada por el Ing. Carlos Eduardo Russo (supervisor de obras del Arroyo Vega, Unidad de Proyectos Especiales Plan Hidráulico del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) y representantes del Consorcio Túnel Consult-ILF-Hidroestructuras: el Ing. Carlos Alberto Bustamante (experto en obras civiles de la UTE), el Ing. Gerardo González Ardila (coordinador técnico de la inspección), el Ing. Jorge Galimberti (del sector pipe jacking y túnel convencional de la UTE), Alejo Sfriso (experto en geotecnia para la UTE) y el Ing. Luis María Calvo (experto hidráulico y presidente de Hidroestructuras); y también hizo su aporte el Ing. Agustín Guastavino (ingeniero de oficina técnica de la UTE). Luego de la jornada, el Ing. Calvo evaluó como “interesante esta acción del CAI, la gente se mostró muy interesada en los pormenores de la obra, realizando muchas consultas. Es muy importante que el CAI propicie este tipo de actividades, sobre todo para los jóvenes profesionales: es una institución que cumple una función importantísima en el sentido de difundir la ingeniería”. Y agregó: “Particularmente me entusiasmó mucho que se pudiera realizar esta visita porque no hay tantos túneles construyéndose y mucho menos que se puedan visitar. A cualquier profesional le resulta positiva una experiencia de este tipo”.
Para comenzar a ahondar en los detalles de la obra vale la pena saber que la cuenca del Arroyo Vega es totalmente de la Ciudad de Buenos Aires, cubriendo una superficie de 1.700 hectáreas, con un millón de posibles afectados por la mancha de inundación en caso de que sucediera. Por eso se estableció en 2006, en Buenos Aires, la ley del Plan Director de Ordenamiento Hidráulico, incluyendo tratamiento y gestión de las aguas en la ciudad. Debido a las inundaciones más importantes se empezó con el Arroyo Maldonado, realizando túneles aliviadores pero no ramales secundarios. En 2016 se continuó con la obra del Maldonado y la meta, desde ese año, es construir el segundo emisario del Vega, los ramales de la cuenca del Cildáñez (se están construyendo), los ramales secundarios del Maldonado y, además, desarrollar acciones no estructurales, como un Sistema de Observación Meteorológico de Observación y Vigilancia de Alerta Temprana y, también, un programa de educación con el objetivo de que los habitantes de la ciudad aprendan a convivir con un clima diferente al que están acostumbrados.
Visitar esta obra es muy bueno, porque no es común tener acceso a algo así, una obra con tecnología de tal magnitud
El pozo central de la obra del Arroyo Vega mide 25 metros de profundidad y 35 de diámetro y por allí baja la tuneladora Elisa, con la misión de excavar 6 kilómetros de los 8,4 que tendrá el nuevo túnel. Como referencia, el túnel, de 5,3 metros de diámetro, se ubicará por debajo de la calle La Pampa y las líneas D y B del subte, hasta llegar a la calle Victorica. Allí se conectará con un segundo tramo de menor diámetro y 2,4 kilómetros de extensión (desde la calle Nueva York hasta Helguera, en Agronomía), realizado con método Pipe Jaking, a diferencia del más largo (método TBM). ¿Por qué dos túneles diferentes? La cuenca se va angostando hacia el Oeste, en forma de triángulo. Cuando la obra esté terminada, el emisario trabajará por gravedad y descargará el agua en el pozo, que escurrirá el líquido hacia el río por presión. Además, cabe destacar que los 15 ramales secundarios tendrán 10 kilómetros de extensión.
La tuneladora, bautizada como Elisa en honor a Elisa Beatriz Bachofen, la primera mujer graduada en ingeniería en Argentina y Latinoamérica, mide casi dos cuadras, por lo que se necesitaron 118 camiones para trasladarla: funciona como un gran taladro con un cabezal de corte y vagones atrás, que transportan equipos, operarios y la tierra excedente. Mientras Elisa cava, al mismo tiempo apuntala el hueco y va formando el túnel.La tuneladora, bautizada como Elisa en honor a Elisa Beatriz Bachofen, la primera mujer graduada en ingeniería en Argentina y Latinoamérica, mide casi dos cuadras, por lo que se necesitaron 118 camiones para trasladarla: funciona como un gran taladro con un cabezal de corte y vagones atrás, que transportan equipos, operarios y la tierra excedente. Mientras Elisa cava, al mismo tiempo apuntala el hueco y va formando el túnel.La comitiva del CAI conoció también la planta y el depósito de dovelas. Una de las asistentes, la Ing. Fabiana Strada Sanez, contó que “la visita fue muy interesante y didáctica. Estuvo bien organizada, haciendo hincapié en la seguridad. Y fueron excelentes las exposiciones de todos los oradores”. También reconoció que “visitar esta obra es muy bueno, porque no es común tener acceso a algo así, una obra con tecnología de tal magnitud y de gran importancia social. Es muy importante que el CAI pueda seguir desarrollando este tipo de acciones, es un servicio excelente para los profesionales”.