Una vez más, el CAI les abrió a sus socios las puertas de la obra de AySA en Dock Sud. Reviví aquí la experiencia.
En el marco de las Experiencias CAI, un grupo de socios realizó una nueva visita al obrador del Lote 3 de AySA en Dock Sud, correspondiente al Sistema Riachuelo, donde se construye la planta de pre tratamiento de aguas y un emisario que llegará hasta 12 kilómetros dentro del Río de la Plata. Con una charla técnica a cargo de la Ing. Marcela Álvarez, gerente de obra, comenzó una jornada que tuvo a la recorrida por la tunelería como punto cúlmine, conociendo cada detalle de proyecto cuya fecha de finalización es marzo de 2021.
La Ing. Civil Camila Roscelli (31 años, flamante socia del CAI), asistió a la actividad a raíz de haberse enterado a través de Twitter y motivada por la posibilidad de “ser testigo de una obra como ésta, de gran magnitud. Es algo invaluable, para no dejar pasar”. En un recorrido cronológico por la experiencia, valoró: “Todo lo que pasó me agradó: desde la charla inicial hasta la recorrida y el trato recibido… La actividad me pareció muy bien organizada, el traslado, la charla técnica, la presentación de la Ing. Marcela Álvarez, muy completa, sinceramente. Y, por supuesto, acceder a la obra en sí”. Cuando habla de la obra, cabe destacar que el Sistema Riachuelo comprende tres obras en distintos lotes, que redondearán unos 40 kilómetros de túneles: el Lote 1 está en La Boca-Barracas (tiene más de 30 kilómetros de túneles y obras complementarias en Villa Lugano, Avenida Escalada y Villa Soldati), el Lote 2 en Dock Sud (futura planta de pretratamiento, estación elevadora de entrada y estación de bombeo de salida: se están colocando más de mil pilotes para las fundaciones de la planta de pre tratamiento, que tendrá 32 desarenadores) y el Lote 3, visitado por el CAI (emisario Planta Riachuelo). Y Roscelli agregó: “Creo que como profesionales debemos estar en permanente capacitación y al día con las nuevas tecnologías, poder presenciar la ejecución de las obras mediante visitas técnicas es de gran valor para nuestra profesión, así como también las charlas y jornadas que permiten mantenerse actualizado. Siempre es bienvenido el intercambio con otros profesionales, ya sean de la misma especialidad u otra, ya que el feedback es absolutamente positivo. En mi caso particular tener acceso a esta información y poder transmitirla a las próximas generaciones de ingenieros es de suma importancia, por eso es destacable el rol del CAI al realizar este tipo de acciones”.
Ser testigo de una obra como ésta, de gran magnitud. Es algo invaluable, para no dejar pasar.
La tuneladora Beatriz es la estrella de esta recorrida al Lote 3 del obrador, ya que construye el emisario hacia el Río de La Plata, siempre atendiendo que debajo del Sistema Riachuelo pasan no sólo el acuífero Puelches sino también la Formación Paraná, hecho que obliga a un control permanente de la obra por parte de un equipo de buzos. Beatriz excava un túnel de 4,3 metros de diámetro (su rueda de corte tiene 5,1 metros) a 45 metros bajo tierra, por debajo de los canales de navegación del puerto de Buenos Aires y del de Dock Sud, en aguas que tienen entre cinco y seis metros de profundidad. Habrá un tramo de transporte (10,5 kilómetros) y otro de difusión (1,5 kilómetro): este último tendrá 31 difusores que lanzarán el líquido tratado por sobre la superficie del río, para facilitar su mezcla con el agua, a través de rosetas que serán colocadas manualmente por los buzos. Al respecto, el Ing. Máximo Fioravanti, otro de los participantes de la jornada, aseguró: “Esta visita me interesó por dos razones: la primera es que las obras de tunelería no son tan habituales en la Argentina, sobre todo en el área metropolitana, máxime considerando la profundidad de los pozos que se están realizando en el Sistema Riachuelo. Es extraordinaria la obra, por el conocimiento que implica respecto del subsuelo. En este caso, se está utilizando tecnología de avanzada que sólo se ve en Italia, por ejemplo. Y el otro motivo es que Riachuelo siempre me llamó la atención: es una deuda pendiente que el área metropolitana tiene con la sociedad. Siempre recuerdo que mi padre me llevaba, cuando yo era chico, a ver los puentes del Riachuelo y teníamos que taparnos la nariz por el olor. Se mejoró en ese sentido, pero todavía falta mucho para solucionar el tema definitivamente”.
Y a la hora de valorar la experiencia, Fioravanti señaló: “La charla fue muy interesante, sobre todo para quienes no estaban tan metidos en el tema, fue excelente, sinceramente. Y ni hablar de la visita en sí a la zona de obra: tener acceso a las maquinarias, verlas de cerca, tocar la hidrofresa… Me parece fantástico el rol del CAI en cuanto a divulgación, tanto para viejitos como yo, que ya conocemos obras así, como para los nuevos profesionales”.