El miércoles 25 de noviembre, de 18 a 19.30 horas, el Ingeniero Arístides Domínguez brindó una conferencia organizada por la Comisión de Historia y Promoción de la Enseñanza de la Ingeniería, del DT del CAI.
Domínguez, Ingeniero mecánico graduado en la Facultad de Ingeniería de la UBA y Master of Science in Civil Engineering, del Instituto Tecnológico de Massachussets, (USA) y tiene un posgrado en Ingeniería Nuclear en la Facultad de Ingeniería de la UBA. Además es profesor consultor de la Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas e Ingeniería de la UCA; profesor de Hidráulica General y actual Director de la Carrera de Ingeniería Civil en la Facultad de Ingeniería del Ejército (Escuela Superior Técnica). También preside la Fundación SAVIO, es académico titular y actual presidente de la sección Enseñanza de la Ingeniería de la Academia Nacional de Ingeniería. Y es autor de varios libros y trabajos sobre temas de ingeniería y de historia de la ingeniería.
Domínguez inició su conferencia virtual con una descripción de lo que fue la Revolución Industrial y los cambios “trascendentales” que provocó en la humanidad, desde los producidos a nivel agrícola, hasta la revolución demográfica y la disminución de la mortalidad infantil sin dejar de lado las transformaciones que se dieron en el transporte con el uso del vapor, y el impulso al comercio interior y exterior como también el desplazamiento masivo de personas, entre otros fenómenos.
“En la Revolución Industrial participaron muchos hombres ingeniosos, uno de ellos fue William Froude, que fue uno de los notables ingenieros de la época victoriana. Graduado con honores en matemáticas y también en química”, describió .
Tras señalar que una de las consecuencias más lmportnates, que se desarrolló en Inglaterra durante ese período, fue que esa Nación  fue la primera en duplicar el ingreso per capita, detalló la trayectoria de Froude, desde su ingreso a South Eastern Railway tras terminar la universidad y el paso por diversas empresas de ferrocarriles.
Froude fue quien patentó las aletas de goma vulcanizadas para evitar que los ferrocarriles se quedaran varados en sus recorridos y quien se dedicó a la construcción de puentes de arcos de mampostería en cruces oblicuos, que exigen cálculos matemáticos muy precisos de los ángulos de los ladrillos que los conforman. “Los ingleses, como William Froude, fueron maestros en la construcción de arcos de mampostería”, aseveró Domínguez quien mostró imágenes de esos puentes tan característicos que surcan los ríos europeos y cuya belleza se debe, justamente, a la ingeniería.
Luego, Domínguez refirió al rol que este ingeniero tuvo en la industria naval. “Trabajó en la construcción del Great Eastern y quedó fascinado con el proyecto, a tal punto que durante el resto de su vida se desempeñó como arquitecto naval”, indicó. A partir de ese momento se concentró en el estudio de la estabilidad de las naves.
Y la pasión era tal que construyó en su propiedad un canal que le permitió realizar ensayos con tablas planas que, luego, pasaron a escala real. “La experiencia de matemática con la práctica le dio tan buenos resultados que sus métodos aún hoy se siguen utilizando”, enfatizó el ingeniero.
“Su principal aporte fue el parámetro dimensional, conocido hoy como número de Froude,  que permite extender los resultados de los ensayos a modelos a escala en canales hidráulicos a naves de tamaño real”, agregó.
Sus estudios e innovaciones habilitaron a que su hijo, Richard Harrel Froude, junto a Richard Hammersley Heenan, fundaran la compañía Heenan & Froude, que construyó la torre Blackpool, el puente giratorio sobre el río Esk en Whitby, y la fallida gran torre de Londres en Wembley Park que dio lugar, más tarde, al famoso estadio de Wembley.
Arístides Domínguez finalizó su disertación virtual vía Zoom con preguntas de los participantes y dio cierre, así, al ciclo de conferencias organizadas por las distintas comisiones del Departamento Técnico del CAI para el año 2020.