Varias compañías trabajan en lograr que los coches eléctricos consigan recargar sus baterías tan rápido como un coche con motor de combustión. Aumentar la potencia de carga de una batería de litio implica complicaciones. Durante la carga, los iones fluyen del cátodo al ánodo, que generalmente está hecho de grafito, un tipo de carbono. El ánodo es como un recipiente que recoge y almacena los iones mientras se carga la batería. Pero al mismo tiempo un ánodo más grueso también hace que la carga rápida sea más difícil, porque los iones deben realizar un recorrido más largo hasta el ánodo. Si los iones no pueden penetrar el ánodo lo suficientemente rápido durante una carga, se produce un atasco molecular y el litio se acumula en la superficie.
La norteamericana Enevate ha presentado un ánodo de silicio puro que se puede combinar con celdas tanto NCA, NCM (NCM811) ricos en níquel, como las celdas NCMA, bajas en cobalto. Celdas que además poseen elevada densidad energética, 340 Wh/kg en celda, y una volumétrica de 800 Wh/L. Algo que le permite mejorar los actuales 500 o 600 Wh/L. Según el fabricante, permitirán a un coche recuperar el 75% de carga en apenas 5 minutos, y todo sin afectar a la vida útil de la batería que podrá superar la potencia de los 1.000 ciclos.