El miércoles 7 de octubre, de 10.30 a 11.30 horas y a través de la plataforma Zoom, se realizó un nuevo #PanelesCAI a cargo del Ingeniero Roberto Bunge y moderado por el Ing. Pablo Bereciartúa, Vicepresidente del CAI. Bunge, obtuvo su Ph.D. y M.Sc. en Aeronáutica y Astronáutica de Stanford University, especializándose en dinámica de sistemas, control automático e inteligencia artificial aplicada al diseño de robótica y vehículos autónomos. Ha dictado cursos de posgrado en Stanford University en dinámica de vuelo, sistemas de control y diseño de aviones autónomos. En 2009 recibió el premio International Fulbright Science and Technology Award otorgado por el Departamento de Estado de los EE.UU, para realizar sus estudios de Doctorado, y en 2014 fue elegido Accel Innovation Schola, del Stanford Technology Ventures Program. Es Ingeniero Mecánico, con especialización en Mecatrónica, por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires, donde recibió el premio a mejor Tesis de Ingeniería. Durante su carrera de grado fue parte del equipo que diseñó, construyó y certificó, bajo normas internacionales, el avión deportivo biplaza Petrel 912i, primer avión civil en ser diseñado y certificado en la Argentina. En la actualidad es Profesor en la Universidad de San Andrés, donde lidera el desarrollo de la carrera de Ingeniería en Inteligencia Artificial. También es Advisor y consultor para empresas multinacionales y Startups, tanto en Silicon Valley como en Argentina, en temas de IA, Robótica y Vehículos Autónomos.
En el inicio el Ing. Bereciartúa hizo una breve introducción respecto del “potencial de usar los algoritmos para mejorar nuestras vidas, para crear más riqueza, pero eso viene acompañado de más interrogantes que pueden presentar peligros y también riesgos. Vamos a conversar acerca de que es la IA y como esto puede afectar para bien y para mal lo que conocemos actualmente y como esto puede volver más eficiente nuestras empresas y nuestros Gobiernos.” “Esto es parte de algo real. Cuando el Presidente Macron asumió en Francia, planteó una agenda de la IA para Francia, y creo que nosotros debemos pensar de esa manera. Salir de la coyuntura y pensar que quizá podemos cambiar el paradigma de las últimas décadas en la Argentina. Lo nuevo sobre IA es que es el presente, es importante que el sistema educativo argentino ponga esto en la agenda del presente”, señaló. Y se apoyó, para eso, en una serie de videos breves. Desde cómo funciona un robot diseñado por la empresa Boston Dynamics, que realiza tareas y movimientos de humanos; el de un auto Tesla, manejado por una computadora y el de un robot, más pequeño, llamado Luigi, desarrollado por el MIT, que se introduce en las cloacas, en los túneles, y por ejemplo, pueden determinar qué tipo de medicamentos se está consumiendo en la superficie, que drogas se consumen y como es la vida en la superficie. Por ejemplo en base a esos datos se podrían predecir pandemias, virus, enfermedades y hasta podemos plantear el metabolismo de la ciudad, explicó. “En la energía las cosas hoy pasan por el Smart Grid, que es la energía eólica intermitente. Dinamarca va al frente en esto”, dijo. Luego mostró otro video de censores que muestran, en tiempo real y en diferentes ciudades del mundo, como es el ambiente de cada lugar, para mejorar el sistema de cómo funciona esa ciudad. “Como uno de los últimos ejemplos les pongo al ser humano, otra vez Ellon Musk, a cargo de la empresa Neuralink, ha desarrollado un chip que se inserta en el cerebro para mejorar la calidad de vida de aquellas personas que poseen de alguna discapacidad o bien quien quiera adquirir otras capacidades. Todas las empresas que avancen en los próximos años van a incorporar cada una de estas capacidades que les estamos mostrando”, añadió. Y enseguida dio la palabra al Ing. Bunge quien recordó “cuando estaba en el lobby del CAI pensando que carrera seguir y también cuando recibí allí, junto a compañeros, el Premio Pre Ingeniería”.
“¿Que es la IA? Es un campo multidisciplinario, muy amplio, que tiene un fin último que puede ser virtual o físico, que toma decisiones de manera eficiente e inteligente y de manera autónoma en un medio ambiente que es variable e incierto. Esto es como la especie de utopía, que es a dónde vamos. Y a medida que lo vamos transitando, va incorporando conocimientos y va ensanchando su camino final, incorporando cada vez más conocimiento. Recuerdo cuando hace varios años vi pasar por la puerta de mi casa, en EE.UU, un vehículo manejado por IA y no lo podía creer. Por ejemplo, en la Bolsa de Comercio de NYC, esta herramienta ya se usa para manjar inversiones”.
“La calidad de un sistema de IA depende del grado de Inteligencia, es decir alcanzar objetivos complejos satisfaciendo restricciones. Segundo, la Autonomía, ya que funciona con independencia de un supervisor humano y esto ocurre cada vez más: tercero, la Variabilidad del medio ambiente que puede soportar. Cuarto, Incertidumbre, del medio ambiente que puede soportar, por ejemplo hoy los autos aún no pueden ver si alguien cruza la calle y se queda parado en el medio, no lo puede predecir, distinto es un robot en una fábrica y el Impacto de las decisiones que toma”, relató Bunge.
“De repente apareció esta ola de IA, que en 2012 comienza con un crecimiento exponencial en cualquiera de los indicadores ya que se comienza a trabajar con la combinaciones de algoritmos. Esta ola se está propagando por todas las industrias y mejorando todos los procesos. Habrá un algoritmo para cada decisión y esto ya es un área emergente de la ingeniería, y necesita de un gran diseño para poder ponerlo en funcionamiento. Es decir es una constelación de algoritmos, por lo tanto estamos frente a una nueva área de la ingeniería”, detalló.
“¿Como ves las cuestiones éticas y de responsabilidad social empresaria en la IA?”, quiso saber Bereciartúa. “Vengo pensando en esta pregunta hace varios años. Me pregunto siempre, como desarrollador, que estamos haciendo los ingenieros en esta área. Es lógico pensarlo y debe estar presente. Justamente el diseño de este sistema tiene que tener en cuenta todas las áreas en las que interviene. Tiene riesgos que puede ser mitigado o controlado, como cuando construimos y diseñamos una central nuclear. Primero quiero abordar esta idea ‘del Frankestein’ que toma el control y nos oprime. Hoy, no hay ningún sistema que tenga ningún atisbo de que esto ocurra. Claro que hay hitos que son sorprendentes. Pero hay que tener en cuenta que detrás de eso hay cientos, miles, de ingenieros sosteniendo el sistema. Hoy no hay evidencia de que eso puede pasar. En la carrera de la Universidad de San Andrés, hay una materia específica sobre la cuestión ética de la IA. Porque también hay datos y si son personales esos datos son justamente personales e inviolables”, respondió Bunge.
“¿Qué nos podés decir acerca de cómo estamos con la IA en la Argentina y sobre todo en la educación de esta disciplina?”, consultó el vicepresidente del CAI. “La carrera que está creada pone a la IA en el centro, desde allí no hay ninguna carrera que se asemeje en la Argentina y en la región. Y lo segundo es decir que la Argentina tiene una suerte de capacidades autóctonas que hace que no sea un desierto. No es que no hay nadie en esto, pero somos muy pocos. Cuando vemos la cantidad de talentos que están siendo absorbidos por Sillicon Valley, debemos hablar de decenas de miles. Por ejemplo, en el Reino Unido tienen por cubrir a razón de 5 mil vacantes laborales por año que no pueden cubrir. También hay otras carreras, que están desarrollándose en otras universidades, vinculados a la tecnología del futuro”, contó Bunge.
“¿Hay un desarrollo en el tipo de los algoritmos de IA?”, consultó Bereciartúa. “Esta área esta potenciada en tres temas, lo que es la digitalización de la sociedad hace que cada vez tengamos más algoritmos, en el tema de redes neuronales estamos en el medio de la revolución, cada seis meses aparece algo nuevo que mejora lo anterior, y estas redes neuronales tienen algo que son misteriosas, es decir, que matemáticamente están pasando cosas que no sabíamos que iban a pasar, sobre todo en la capacidad predictiva. Lo que estamos viendo ahora es un comportamiento que es muy sorprendente. Veo 10 ó 20 años más en desarrollo de algoritmos. Cuando pienso en un sistema de datos tenemos una convergencia de algoritmos que crece cada vez más, convirtiéndose en una gran constelación”, respondió Bunge.
“¿Los países que más se beneficien son los que integren la IA a las decisiones de los Estados, de los Gobiernos?”.
“Absolutamente. El Estado es un sistema que esta todo el tiempo tomando decisiones y aparte, esas decisiones, se pueden hacer más eficientes. El Estado, dentro de 20 años, va a ser muy distinto al que conocemos hoy, y los Estados que permitan reformarse y actualizarse irán hacia adelante. Si hoy la burocracia estatal tarda 3 días en resolver un trámite, en el futuro lo hará en tres minutos. Creo que en un futuro va a ser una combinación”.
“¿Cómo impactará esto en el trabajo?”, preguntó Bereciartúa.
“Cuando llega una nueva tecnología hay un proceso de destrucción pero viene aparejado de la creación de otro tipo de trabajo. Acá, con la IA, el único tema es la velocidad a la que está pasando. Antes podías reconvertirte en 10 o 20 años. Hoy no le da tiempo a la comunidad de ese trabajo a reinventarse. Si vos podés explicar por escrito como es el trabajo que haces, en ese futuro, estás muerto, porque esto quiere decir que se puede sistematizar”, finalizó Bunge.