Se estima que, cada año, unos 86 millones de T de plástico llegan a los océanos con un resultado nefasto para la naturaleza y la vida marítima, pero que, al final, llega a los humanos. Las grandes islas de basura plástica flotante son solo la punta del iceberg de este problema, pues al 90% termina en el fondo marino. Considerando que en 2050 la producción de plástico será cuatro veces la actual, y si seguimos con el ritmo de vertidos actuales, llegaríamos a tener en los océanos más peso de plástico que de peces. El Centro para Servicios y Logística Marítima del Grupo FRAUNHOFER coordina a los socios de un proyecto de limpieza denominado SeaClear. Este proyecto se orienta a la limpieza del fondo marino en zonas costeras donde el problema es mayor. Consta de varios vehículos robotizados e interconectados: un barco nodriza USV (Unmanned Surface Vehicle), dos robots submarinos ROV (Remotely Operated Vehicle) y un dron UAV (Unmanned Aerial Vehicle). Por medio del dron y de uno de los submarinos se detectan los residuos plásticos en la superficie y a lo largo de la columna de agua hasta el fondo. El segundo submarino dispone de atrapador y/o succionador para la captura e introducción en un saco de recogida. Las cámaras y sensores están dotados de algoritmos “deep learning” para distinguir los residuos plásticos de la fauna y flora marinas. Se pretende probar la eficacia del sistema en profundidades hasta 20 y 30 m. Las primeras pruebas se han iniciado en primavera en la costa de Dubrovnik (Croacia), enclave turístico con aguas limpias y, aunque suspendidas por la pandemia, han permitido ajustar la relación entre los vehículos del sistema y los usuarios del entorno. La segunda prueba se pretende hacer en el puerto de Hamburgo, zona industrial con aguas muy turbias y baja visibilidad, con poca información sobre los residuos que contiene, pero que harán comprobar la robustez y fiabilidad del sistema, que quizá precise la adición de sensores acústicos.